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Las caras de los que volvían del entierro, demostraban bien claramente que no se habían conmovido mucho con la ceremonia. Don Benito me propuso ir a comer al Café de París, después de mudarnos el traje negro, y yo acepté.

Así es que se quedó como quien ve visiones cuando su madre, cierto día de precepto, al volver de la iglesia de Santa Cruz, donde ambas confesaron y comulgaron, le propuso el casamiento con Baldomerito. Y no empleó para esto circunloquios ni diplomacias de palabra, sino que se fue al asunto con estilo llano y decidido. ¡Ah, la línea recta de los Trujillos...!

Llegó a su casa, después de hacer sus compras a crédito, y encontrando a Frasquito muy bien, propuso a Doña Paca darle de alta, y que se fuera a desempeñar sus obligaciones y a ganarse la vida.

Eso no diré; pero es el caso que una señora que usted conoce.... ¿Quién es ella? ¡Curioso! Despierta usted mi curiosidad y.... ¡Ya dije que no lo he de decir! Bueno. ¿Qué pasó? Propuso una compañera que diéramos socorros a una familia que está en la miseria.

Su última derrota había sido en la batalla de Toro, donde militó en defensa de doña Juana, en las huestes portuguesas. Ya en el claustro, pensó que la paz le bastaría. Se propuso no aspirar sino a la paz, pero conoció pronto que la paz no le bastaba.

...Antes que hacer una boda como las que veo todos los días... No quiero arreglar un negocio, sino asegurar mi dicha. Bueno, pero, una entrevista... propuso el notario. dije con amargura; una entrevista en la que los dos estaremos tiesos y falsos iluminará enormemente mi juicio... En fin, di adónde vas a parar exclamó la abuela violenta. El uso quiere que las cosas se hagan así...

En el año de 1567, á poco de haberse formado la cofradía de la Pasión, se constituyó en Madrid otra, que, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Soledad, se propuso el mismo fin piadoso. Llevaba el nombre de una imagen muy adorada de la Santísima Virgen.

Por depresiva que fuese para el amor propio del capellán la observación, hubo de reconocer su exactitud. No obstante, picado ya, se propuso agotar los recursos del ingenio para conseguir la victoria en lucha tan desigual. Y su caletre le sugirió la siguiente perogrullada: Pero, señor marqués..., ¿por qué no sale un poco al pueblo? ¿No sería ése el mejor modo de desenredarse?

Volvió a examinarlos con un poco de recelo y cambió de conversación. Al cabo de un rato, deteniéndose, les propuso desviarse de la vereda y tomar un atajo a campo traviesa. Nuestros antropólogos aceptaron sin vacilar, porque estaban ya bastante rendidos.

La guerra había suprimido los automóviles particulares; era necesaria una autorización previa para las excursiones. Sólo se encontraban carruajes tirados por caballos flojos, desechos de la movilización. ¿Si fuésemos á Mónaco? propuso Alicia.