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Pero con esta desdichada, que no es aventurera, ni perdida, ni soltera de nadie, ni viuda de todos, ni siquiera señora..., ¿qué hago? ¡Maldita sea la hora en que la busqué! No, eso no...; no vengamos ahora con exageraciones: lo malo es tener que dejarla, porque... bonita... ¡como ninguna! Y ¿qué haré? ¡Cuando digo que este problema de quedar bien es en ciertos casos imposible de resolver!

La resolución de este gran problema le agitaba a todas las horas del día y en muchas de la noche. Su labor era incesante, hasta el punto de no dejarle pensar ni sentir apenas otra cosa. Sin embargo, en los actuales momentos un suceso, al parecer insignificante, le preocupaba bastante, le tenía más silencioso y meditabundo que de costumbre.

¡Oh, gentleman! dijo Flimnap . Eso podía ser un problema en otra época, cuando la ciencia estaba aún en sus descubrimientos elementales. La maternidad entre nosotros no representa ya mas que una corta molestia. Un simple resfriado da más que hacer y obliga á mayores pérdidas de tiempo. Este progreso de la ciencia es el que más ha favorecido nuestra emancipación.

Estamos acostumbrados á contar desde nuestros primeros años y no nos hacemos cargo que eso que nos parece tan natural es, en la historia de las razas humanas, un problema resuelto y un paso más en su civilización progresiva.

Mientras más pensaba el magistrado en sus respuestas, más reconocía que un interés secreto los había colocado a ambos en direcciones opuestas. Pero todavía quedaba insoluble el problema: ¿se trataba de dos cómplices que procuraban salvarse, o más bien de dos inocentes que temían defenderse mal?

Con esta aleación haremos un nuevo ensayo de conductibilidad... Espero llegar a los doscientos kilómetros con pérdida escasísima. MARIANO. ¿Haremos el ensayo esta tarde? ... No abandono este problema. ELECTRA. Idea fija tengo yo también, y por ella vivo. ¡Adelante con ella! Adelante. MARIANO. ¿Manda usted otra cosa? MÁXIMO. Que actives la fusión.

Es Torquemada el habilitado de aquel infierno en que fenecen desnudos y fritos los deudores; hombres de más necesidades que posibles; empleados con más hijos que sueldo; otros ávidos de la nómina tras larga cesantía; militares trasladados de residencia, con familión y suegra de añadidura; personajes de flaco espíritu, poseedores de un buen destino, pero, con la carcoma de una mujercita que da tés y empeña el verbo para comprar las pastas; viudas lloronas que cobran del Montepío civil ó militar y se ven en mil apuros; sujetos diversos que no aciertan á resolver el problema aritmético en que se funda la existencia social, y otros muy perdidos, muy faltones, muy destornillados de cabeza ó rasos de moral, tramposos y embusteros.

Tanto los libros que fueron digitalizados hace treinta años como los de ahora se digitalizan en modo texto, mediante uso del ASCII original de siete bits. De esta manera los textos pueden ser leídos sin problema con cualquier computadora, plataforma y programa.

Titubeaba, y de vuelta a su casa, estuvo discurriendo un largo rato sobre aquel problema de la hora. «Adoptado un partido se dijo , lo mejor será que no la vea más en carne y hueso, porque lo que es en idea, viéndola estoy a todas horas. ¡Qué chiquillo me he vuelto!... En fin, tengo tiempo de pensarlo de aquí a mañana, porque lo que es hoy, no iré».

No hay pasión, no hay afecto, no hay interés, no hay problema que no pueda traerse a la Montaña como a cualquiera otra región del mundo. Sólo que en Pereda parecerá todo mejor si se viste y arrea con traje montañés. A me ha encantado más que a nadie el éxito de Pedro Sánchez; pero con este encanto iba mezclado en cierta dosis el temor de una deserción.