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Consideraba con placer cuán afortunado podía llamarme, hoy que los antecedentes de una mujer constituyen un problema para el que se casa, pudiendo recibirlos tan limpios y puros.

En tal sentido nuestra América, tan atrasada, según los europeos, ha resuelto el problema en toda su extensión continental.

Se da aquí un salto inmenso, se pasa de la subjetividad á la objetividad, se afirma que las condiciones subjetivas son el reflejo de las objetivas, se hace el tránsito de la idea á su objeto, tránsito que constituye el problema mas trascendental, mas difícil, mas oscuro de la filosofía.

Así, siendo la resolución del problema verdadera y siempre la misma, bien puede en la práctica, descendiendo a la realidad de las cosas, tener multitud de diferentes resultados.

No era ese su corte, lo repito, y eso, felizmente para su gloria. Tengo, pues, para , que San Martín, al embarcarse en el Callao para Guayaquil, y al sentarse en aquel sofá al lado de Bolívar, dominándolo con su alta talla, tenía ya resuelto en el fondo de su espíritu todo el problema.

De aquí, para al menos, un muy curioso problema de crítica harto difícil de resolver; una contradicción, real o aparente que tal vez nadie acierte a explicar, bien sin pecar de sutil y de alambicado.

Fundado en estos principios, desechaba de D. Fadrique el pensamiento de que en cada lugar del mundo habría de seguro un enjambre de madres en el caso de Doña Blanca y una multitud de hijas ó de hijos en el caso de Clarita, para los cuales el problema moral, de tan difícil solución, que atormentaba á Doña Blanca, era como si no fuese, dejándolos disfrutar de la hacienda que la suerte y la ley les otorgaban, sin el menor escrúpulo y con la mayor frescura.

Aquella tarde, noche ya, se coló Frasquito en el departamento interior con buena suerte, pues no había dentro más que tres personas, y una de las mesas estaba vacía. Sentose en el rincón, junto a la puerta, sitio muy recogido, en el cual no era fácil que le vieran desde el público, es decir, desde la taberna, y... Otro problema: ¿qué pediría?

Ningún problema, por arduo que fuese, referente á los deberes del hombre consigo mismo y con los demás dejaba de tener solución adecuada en aquella linda cabeza rizada.

Vale más entregarse al ayuno y á la oración para resolver el problema; y mucho mejor aún dejar el misterio como está, hasta que la Providencia lo revele cuando lo tenga á bien. De consiguiente, todo buen cristiano tiene el derecho de mostrar la bondad de un padre hacia esta pobre niña abandonada.