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Actualizado: 6 de mayo de 2025


Esto sería un arduo problema de metafísica muy difícil de resolver. El maestro no pudo menos de observar, a pesar de esas incongruencias morales, el trabajo de una percepción rápida y vigorosa, propia de una inteligencia sana. Melisa no conocía ni el titubear ni las dudas de la niñez. Las contestaciones en clase estaban ligeramente impregnadas de insólita audacia.

La misma Refugio le abrió la puerta, y sorprendiose mucho de verla. Rosalía, turbadísima, vacilaba entre la risa y la seriedad, no sabía si aplicar a la de Sánchez el trato familiar o el trato fino. El caso era muy extraño y encerraba un problema de sociabilidad de muy difícil solución. Desde la puerta a la sala no hubo más que medias palabras, frases cortadas, monosílabos.

Repetidas veces he insistido sobre esta distincion, y no me cansaré de recordarla; porque en ella se encuentra la línea que separa el órden sensible, del órden intelectual puro, las sensaciones, de las ideas. El problema de la posibilidad de la experiencia, que Kant se proponia resolver, ó queda absolutamente intacto con su doctrina, ó está resuelto en un sentido rigurosamente idealista.

Sobre la superficie del globo el agua es lo general, la tierra una excepción. ¿Y su proporción relativa? El agua constituye las cuatro quintas partes, esto es lo más probable; otros han asegurado que las dos terceras ó las tres cuartas partes. Problema difícil de resolver. La tierra se ensancha y decrece; su acción no cesa: una porción baja, otra sube.

Justamente él, en los ratos que dejaba la flauta y no podía ver a Serafina, y su mujer no le necesitaba, y, sobre todo, en la cama, antes de dormirse, consagraba no poco tiempo a meditar sobre el gran problema de lo que seremos por dentro, por dentro del todo; y tenía acerca de la realidad del alma ideas muy arriesgadas y que creía muy originales.

Lo digo yo y basta manifestó el jesuita, fuerte en su autoridad . Cuando yo he planteado a usted este problema incitándole a resolverlo, ya se comprende que no puede haber deshonra para usted.

¡Tal vez era posible que estuviera en posesión de la clave del problema que teníamos allí desplegado, y que se estuviese enterando del secreto de Burton Blair, mientras nosotros permanecíamos ignorándolo! De pronto, el anciano y enjuto marino se enderezó, y, mirándome, exclamó, con una sonrisa de triunfo: Mire, señor Greenwood; aquí hay cuatro palos, ¿no es verdad?

Quiso la dama hablarle, y no pudo decir una palabra, pues con todo su talento y práctica del mundo no acertaba con la clave de las ideas que ante aquel hombre, dada la situación de él, debía desarrollar. ¿Qué le diría? ¡Este que era problema! ¿Qué tono tomaría? ¿Era cuerdo el tal o no?

Cruzó por mi mente la idea de lo que debía hacer cuando llegase a Sevilla; pero súbito la aparté con miedo de la imaginación. En realidad, ése era un problema insoluble en tal momento.

Si nos aventuramos en él ¿será a fuerza de sutileza o a golpes de hacha como conseguiremos hallar el camino que conduce a su corazón? ¡Gran problema por resolver! ¿Es esa la causa que te ha determinado a viajar? ¿Cuentas ejercitarte en los corazones extranjeros, antes de atacar los de nuestras compatriotas?

Palabra del Dia

condesciende

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