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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Bajo cada luneto hay una gran ventana con jambaje y dintel correspondiente á lo demas de la fábrica, y sobre los dinteles campean escudos del prelado D. Leopoldo de Austria, tio del emperador.
Señora, no olvido mi pasado, mi niñez. En lo que yo pueda servirla, como hombre, la serviré. Como pastor, como prelado, cumpliré con mi deber, con entera independencia. Si usted me pregunta cosas de mi vida, le responderé; si cosas de mi ministerio, me veré obligado a desairarla, y la culpa no es mía. Pide el báculo y dame cuatro palos; ya no te falta más que eso.
Triunfó de todos los obstáculos el genio del maestro llamado por el obispo Reinoso, el cual dió la traza para la terminacion de la obra: enfervorizóse el animoso prelado, y el cabildo obsequioso con su deseo tomó la determinacion que dejamos referida. Con esto volvieron á activarse los trabajos.
Desta manera don Pablo vino á ser cristiano por la doctrina de Santo Tomás.» »Despues este célebre varon con el discurso del tiempo vino meritisimamente á ser obispo de Cartagena, i de allí pasó al obispado de Burgos: de la cual ciudad tenia él mesmo su naturaleza. Fué escelente prelado, grande filósofo i teólogo, i singular predicador i de gran consejo i maravilloso silencio i prudencia.
A su llegada, el prelado recibió la visita del desconsolado Fernando, que demandaba su poderosa protección cerca de su padre y de su prometida.
Error lamentable del obispo de Cebú El prelado que acusó en la forma antes mencionada a las escuelas públicas, ha cometido un error lamentable. Por mi parte puedo asegurar que sus acusaciones despertaron en mí la curiosidad de investigar las causas de la inmoralidad y de la perversión de costumbres que dicho prelado, y nosotros con él, todos lamentamos.
Más de una vez he estado tentado de hacerlo dijo el prelado con firmeza, brillando en sus ojos una chispa de energía . Pero me detiene la consideración de mi cargo y mi carácter de sacerdote pacífico. Soy pastor del católico rebaño, no lobo que aterra a las ovejas con su fiereza.
El pobre cardenal de Borbón languideció de tristeza en su palacio, dedicando sus rentas a hacer obras en la catedral, hasta que murió al iniciarse la reacción de 1832, dejando el sitio a Inguanzo, el tribuno del absolutismo, un prelado con patillas entrecanas, que había hecho su carrera en las Cortes de Cádiz atacando como diputado toda reforma y abogando por el retroceso a los tiempos de los Austrias, medio seguro para salvar al país.
León Pinelo, en sus Anales de Madrid, no impresos, habla así de la fama y admiración general de que gozó Lope de Vega: «Llegó á conseguir tanta estimacion para con todos, que se puede advertir de esto tres raras circunstancias que de otro ninguno se dicen: la primera, que no hubo en España grande, título, prelado, caballero, ministro, religioso ni hombre de calidad, letras y partes que no le buscase, y si se ofrecia no le diese con mucho gusto su lado y su mesa.
Justo dijo la mujer, satisfecha y orgullosa de la buena memoria de aquel personaje . Yo soy la Ufrasia, y éste es mi marido. Y señalaba a un hombre sentado cerca de ella, grande también, con el abdomen mantenido por las complicadas vueltas de una faja negra. Su cara llena, de mejillas colgantes, asomaba majestuosa, como la de un prelado, bajo las alas del sombrerón.
Palabra del Dia
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