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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Los préstamos arriesgados con premio muy subido eran su delicia y su arte predilecto, porque aun cuando alguno no se cobrase hasta la víspera del Juicio Final, la mayor parte de las víctimas caían atontadas por el miedo al escándalo, y se doblaba el dinero en poco tiempo.
Allí, cerca de una hacienda, frente por frente de una aldea salinera, entre cuyos montículos estériles yergue una pobre palma, mísera desterrada de fecundo suelo, su empolvado penacho, había un sitio que hasta en lo más crudo del invierno hacía gala de sus hierbajes verdes. Era mi sitio predilecto.
Mi propósito, al escribir esta obrilla, no es, por lo tanto, discurrir económicamente sobre el dinero: dar lecciones sobre el modo más fácil de adquirirle. ¿Quién sabe, dado que yo averiguase este modo, si, a pesar de mi acendrada filantropía, no me le había de callar, al menos por unos cuantos años, aprovechándome de él para mi uso privado y el de algún que otro amigo muy predilecto?
También le ví arrojarse espada en mano sobre los captores de nuestro señor, y no sé si lo mataron ó lo hicieron prisionero. ¡Den los clarines la orden de marcha! gritó Sir Hugo con voz tonante. ¡Maldición! ¡Volvamos al campo, y os prometo que antes de tres días habremos vengado al barón de Morel! Cuento con vosotros, valientes, y desde ahora quedáis incorporados á mi escuadrón predilecto.
El predilecto de Lucía era el de un vendedor de piadosas chucherías de Jerusalén y Tierra Santa. Calvarios de nácar con ingenuos relieves, cabos de pluma de raíz de olivo, rematados en figura de cruz, cabezas de la Virgen entalladas sobre una concha, broches y dijes de esmaltes con arabescos, tazas de negra piedra del Asfaltites, pastillas de olor; a esto se reducía la caja portátil.
Don Juan y su sobrino predilecto se entendieron con él, pues doña Manuela apenas lo probó. Rafaelito fumaba, costumbre detestable que irritó al tío, pues no podía comprender tales interrupciones en la digestión. Las dos niñas habían ido un momento a su cuarto: cuestión de aflojarse los corsés.
Y como yo me mostrara un poco admirado de verla tan bonita y aseada, revelando luego que era el edificio predilecto de los vecinos, observé en éstos, al felicitarlos, un sentimiento de justísimo orgullo. El más viejo de los que estaban cerca, me dijo: Señor, es él quien merece la enhorabuena; por él la tenemos, y por él saben leer nuestros hijos.
El espíritu de Calderón, para indicar el segundo punto crítico y grave á que aludimos antes, se había acostumbrado de tal modo á esas ideas generales, que jamás se cansaba de moverse dentro de ese círculo predilecto que satisfacía á su manera especial de considerar al hombre, ó cuando discurría por algún otro terreno, lo hacía siempre inspirándose en esas ideas exclusivas.
Osorio espiaba silenciosamente, con disimulada ansiedad, los progresos de la enfermedad, cuyo desenlace arrastraría consigo a la vez el término de sus apuros. D.ª Carmen se desprendería de su envoltura carnal y él de sus acreedores. La misma Clementina, objeto predilecto de la ternura de la angelical señora, no podía menos de gozar con la perspectiva de tanto millón como iba a caer en sus manos.
Lo más sano y lo más razonable era dar por seguro que el Padre no había pensado en ella jamás sino como se piensa en un prójimo predilecto, y que de esto debía ella alegrarse de corazón, y que de esto se alegraba. Doña Luz, pues, quiso que en lo exterior, en sus relaciones con el Padre, en sus conversaciones y trato con él, no se introdujese novedad.
Palabra del Dia
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