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Actualizado: 4 de junio de 2025
Ninguna de las dos pensó que lo que las tenía enlazadas no eran sus propios brazos, sino los de un cadáver: el cadáver de una santa y generosa señora. #Cena en Fornos.# Al salir del hotel de Osorio, Pepe Castro y Ramoncito se metieron en la berlina que esperaba al primero y se trasladaron a Fornos.
Nosotros dijo, somos nuestros propios dioses, puesto que siempre dotamos a la divinidad de nuestros propios atributos, incluyendo nuestros vicios, como lo prueba la mitología de los griegos.
A pesar de que en Villa-Sirena cada uno se preocupaba de sus propios asuntos, mostrándose distraído en sus relaciones con los otros huéspedes, el mal humor de Atilio iba haciendo penosa la vida común. Toledo presentía el motivo de esta conducta. Doña Clorinda le trataba mal indudablemente, y él, á su vez, se vengaba de sus humillaciones y disgustos mostrándose áspero ó irónico con los amigos.
Y al decir esto Flora besó conmovida sus propios dedos que había puesto en cruz. Jacinto vió de repente todos los ángeles y arcángeles, serafines y querubines, tronos y dominaciones del cielo.
Entonces comprendió don Simón que no bastaban sus propios elementos para conjurar los que se le ponían enfrente, y se decidió, como los malos predicadores, a sacar el Cristo para conmover más fácilmente.
En todo rigor, estos catálogos de nombres propios no debían aparecer en una obra de historia; pero su enumeración se justifica hasta cierto punto, porque ya que no sirven para probar la riqueza cualitativa del teatro español, demuestran cuando menos su fecundidad cuantitativa, y porque nunca dejan de tener cierta importancia de relación, perteneciendo á una escuela grandiosa, y reinando en su favor la presunción de que sus obras han de encerrar algunas bellezas, como sucede siempre cuando se trata de producciones literarias de periodos históricos gloriosos.
Muy luego fué rodeado de piadosas lágrimas y oraciones. Yo me retiré con el alma profundamente conmovida por aquella escena extraordinaria, que debía permanecer secreta para siempre, entre aquel muerto y yo. Este triste suceso de familia ha hecho pesar sobre mí cuidados y deberes de que tenía necesidad para justificar á mis propios ojos la prolongación de mi morada en la casa.
El Libertador tenia sus defectos, propios de una organizacion vigorosa y privilegiada, pero comprendia muy bien que un pueblo mestizo ó compuesto de diversas razas, educado por la ignorante España, necesitaba un gobierno fuerte, en que la igualdad tuviese toda su garantía en la autoridad y la ley; un gobierno que guiase enérgicamente á la sociedad en vez de ser guiado por ella.
Se impuso pues la tarea de relatar en el lenguaje corriente de Sandy-Bar, los principales incidentes de aquel poema, cuyo argumento dominaba, aunque con olvido de algunos nombres propios.
En seguida tuvo vergüenza de este grito del corazón, eco fiel de su inconsciente egoísmo, y trató de colorear su defección a sus propios ojos. Ciertamente, hubiera querido casarse con Liette; ¿pero podía? ¿Era digno y leal asociarla a un porvenir precario después de haber hecho brillar ante ella un espejismo engañador?
Palabra del Dia
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