Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 3 de julio de 2025


Ya lo decía su abuelo, que era persona de mucho saber: ¿Para quién se han hecho las cadenas? Para los hombres. ¿Pagas? Eres buena persona. ¿No pagas? Eres un pillo.» Y después de este curso breve de filosofía rústica, apelaba al segundo argumento, que era sacar de su faja una tagarnina de tabaco negro, con una navaja enorme, y comenzaba á picarla para liar un cigarrillo.

Lo cierto es que le has puesto la casa, la has visitado y te has divertido en grande con ella. ¡Vaya una conciencia la tuya, vaya una manera de pagarle su fidelidad, tirando por el suelo la que me debes a !... ¿Qué moral es esta? No escamotees la verdad. Esa mujer es una bribona, y serías un simple si no fueras también un solemnísimo pillo.

¡Con un pillo así era imposible estar seria mucho tiempo!

¡Maldito sol! Era el pillo mayor de la creación.

Uno permaneció mudo, por más que los artilleros improvisados se agitaron en torno de él; otro, al disparar, se acostó de lado por haberse roto una de sus ruedas, aplastando á los que pilló debajo. El tercero funcionó normalmente, y su proyectil, en vez de tocar al coloso, echó á pique dos de los barcos que estaban á la carga.

Esta carraspera arrancó al concejo una carcajada que duró medio cuarto de hora. Vamos al decir, tío Merlín, de que usté cree.... Que la cosa no trae malicia, señor alcalde ... ¡jui! que las pillo yo al vuelo....

Me avergüenzo de no poder seguir vuestras huellas, pero mi orgullo es tan endiablado, que me impedirá siempre parangonarme con la oruga que se arrastra a mis pies o al cerdo que se revuelca en mi corral. Estaba siempre en guerra con el consejo municipal de su distrito; no le gustaban los aldeanos, y pretendía que no hay nada más pillo y canalla que un campesino.

Nosotros debemos hacer las cosas de otro modo. D. Pedro no pudo menos de sentir el peso de aquella verdad innegable. Josefina cruzó el salón para ir a acostarse. Al pasar rozando con Fernanda, que estaba sentada y sola, ésta la pilló al vuelo por un bracito y la atrajo.

¡Qué tiempos aquéllos, ¿eh, Manuela? cuando vivía el padre de éste señalando a Juan y yo era sólo primer dependiente! Entonces, aunque me esté mal el decirlo, todos los años, al hacer el inventario, quedaban dos o tres mil duritos para guardar. ¡Oh! Aunque me esté mal el decirlo... usted pilló los buenos tiempos.... ¿No es eso, Manuela? Pero Manuela se limitaba a callar y a sonreír.

¿Joaquín, ese pillo?... Le diré a usted... Siempre que le veo, me da un vuelco el corazón. Le quise y aún me parece que podría volver a quererle... Pero déjele usted donde está. Yo estoy mejor así. Es un canalla ingrato... Y bastante hemos hablado, Sr. D. José. Yo me marcho... Por Dios, mujer... He dado mi palabra. Esas palabras no se cumplen. ¿De modo que no te veré más?

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando