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Actualizado: 6 de julio de 2025
Con su crítica perspicaz calificó como composiciones de poco mérito las de Solís y La Hoz, incluídas en la colección de La Huerta; no pudo apreciar el talento de Moreto y de Rojas, comprendidas en aquella colección, y que no eran otra cosa, en resumen, que algunas comedias de intriga, escasas en número, de estos poetas; pero siendo esto así, ¿cómo no había de concentrar en Calderón todo su entusiasmo?
Si las prendas de un novelista son el agudo y perspicaz talento de observación, la firme destreza de estilo para trazar y pintar caracteres, y el arte de combinar sucesos y circunstancias para desenvolver una acción, hacer que progrese con rapidez creciente y lograr que llegue al término y desenlace que el autor le fija, bien podemos asegurar que el Sr.
Miss Nicholson había sido informada por la señora de Aymaret del viaje del marqués, pero con tantas reticencias que la joven americana no hubiera podido admirarse de una decepción; mas, ¿cómo justificar ante la vizcondesa aquella traición a la palabra dada, traición que despertaría necesariamente en la perspicaz señora sospechas fundadísimas?
¿Cómo podéis hacerme semejante pregunta? replicó el ministro. Sería ciertamente un juego de niños llamar á un médico y ocultar la llaga. Me dais, pues, á entender que lo sé todo, dijo Rogerio Chillingworth con acento deliberado y fijando en el ministro una mirada perspicaz, llena de intensa y concentrada inteligencia.
Depuraba con su inteligencia perspicaz las riquezas de su fecunda y chispeante fantasía y de su inventiva, y no toleraba nunca en sus dramas sino lo que estaba justificado por el gusto más exquisito y por las reglas más sensatas de la composición.
El lector encontrará en las Impresiones estilo frecuentemente incorrecto, versos flojos y desaliñados, imprudencias de asunto y de frase, falsedad y contradiccion en los juicios; todo mezclado y compensado con bellezas de primer órden, de esas que saltan á la vista del lector ménos perspicaz, como ciertas mujeres hermosas, de provocativa belleza, se nos entran por los ojos, atrayéndonos con sus miradas.
Estoy engañando á mi madre, que es tan perspicaz. Mi madre me juzga demasiado buena... y vela por mí, como el avaro por su tesoro, cuando el tesoro está ya perdido. No acierto á decírtelo para que no te enojes, y, no obstante, quiero decírtelo. No cumpliría con un deber de conciencia si no te lo dijese. La causa de que mi madre me aparte de tí es tu tío.
Partí, pues, al siguiente día de mañana, sin querer aceptar la compañía de Blanca que deseaba ir conmigo. En el camino medité en las palabras de mi tío. Lo sabe todo pensé. ¡Dios mío, cuán poco perspicaz soy, a pesar de mis pretensiones! Aun cuando el casamiento de Juno no se verifique, ¿de qué me serviría, si Pablo está enamorado de ella? Ahora, ya no puede querer a otra. No entiendo a mi tío.
La experiencia lo dirá. El rico al parecer tan torpe, tiene la mirada ménos vivaz que su antagonista, pero en cambio ve mas claro, mas hondo, de un modo mas seguro, mas perspicaz, mas certero.
En este círculo limitado se presenta siempre con ventaja, ya por su espíritu perspicaz y observador, ya por su ingenio y travesura, ya porque no hay oposición alguna entre el asunto y la manera de tratarlo, ya, en fin, porque la expresión cuadra perfectamente al objeto expresado. De aquí también que sus pasos sean los que más nos satisfagan.
Palabra del Dia
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