Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 13 de julio de 2025
Lo había leído en escritos de señores que sabían tanto como su capitán. Además, había reflexionado mucho sobre esto en sus solitarios paseos sobre el puente. Yo estoy donde debo estar. Estoy con Francia... Torpemente, con balbuceos y palabras incompletas, expuso su pensamiento.
Dio algunos paseos por el aposento sin pronunciar palabra, mientras que Amaury le seguía anhelosamente con la vista. Por último se paró ante su pupilo y, sin atenuar la expresión de severidad, manifiesta en su rostro, le dijo: Escúchame, Amaury.
Como si no tuviese ya duda de que el joven iba á ser su acompañante, Elena empezó á reir con una risa algo maliciosa. Además, en nuestros paseos me enseñará usted á tirar el lazo. ¡Cómo deseo poseer esa habilidad!... Se dió cuenta inmediatamente de lo inoportunas que resultaban sus palabras.
Asimismo era interior el despacho de D. Baldomero. Estaban abonados los de Santa Cruz a un landó. Se les veía en los paseos; pero su tren era de los que no llaman la atención.
Con el mismo recato y disimulo de siempre Don Carlos volvió á ver á Clara en los paseos que ésta daba con Lucía; pero la delicada salud de Clara le llenó de desconsuelo.
Aquellas señoras tardaban mucho más de lo que había contado. Dejó el libro, se levantó, y como no había nadie en la sala, se puso a dar vivos paseos sin perder de vista el pestillo, cuyo movimiento esperaba. Al cabo de media hora sonó por fin la malhadada cerradura; pero aún en la puerta se estuvieron las señoras largo rato despidiéndose.
La llevé a paseos y tertulias, la vestí y la adorné con los más elegantes trajes de moda, y procuré distraerla y alegrarla, pero todo fue en balde. Ella me confesó al cabo que tenía la más decidida vocación de abandonar el mundo y de entrar en el claustro.
Me dejé llevar sin hacer otra cosa que mirar en mi derredor. ¡Qué ciudad más aburrida y fría ese Munich, con sus grandes paseos, sus alineados palacios, sus calles extraordinariamente anchas y donde resuenan los pasos, su museo al aire libre de notabilidades bávaras tan muertas dentro de sus blancas estatuas!
Y en las calles y en los paseos, en los teatros y en las iglesias, se observa en las fisonomías la misma vulgaridad, el signo indeleble de cursilería y de ignorancia que caracteriza a nuestros amables convecinos... Al tiempo de pronunciar estas palabras, como estuviese jugando con el bastón, se le cayó al suelo con estrépito.
Salió al pasillo y gritó: ¿Vino doña Petronila? Ahora llama, contestaron. Entró la de Rianzares. Don Fermín le cortó el saludo en la boca. Ahora mismo hay que llamarla dijo. ¿A quién... a Ana? Sí, ahora mismo. Don Fermín volvió a sus paseos. No quería conversación. La de Rianzares, sierva de aquel hombre, calló y entró en el gabinete. Pasó media hora. Sonó la campanilla de la puerta.
Palabra del Dia
Otros Mirando