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Actualizado: 28 de junio de 2025
Estuvieron empeñadas dos días y al siguiente fueron rescatadas por una señora que se cubría la cara y, muy probablemente, por cuenta de uno de esos compradores de papeletas que pululan por París.
No mienta usted; porque no ha salido de París. Pero.... ¡Oh! Ahora comprendo porqué no quiere usted llevar su título ... No vendría bien con su carácter.... ¡Prima mía!... Se ha portado usted conmigo como un patán. ¡Ah! Si, ¡lo que ha hecho usted es una cobardía!
Vuelvan vuestras mercedes los ojos a aquella torre que allí parece, que se presupone que es una de las torres del alcázar de Zaragoza, que ahora llaman la Aljafería; y aquella dama que en aquel balcón parece, vestida a lo moro, es la sin par Melisendra, que desde allí muchas veces se ponía a mirar el camino de Francia, y, puesta la imaginación en París y en su esposo, se consolaba en su cautiverio.
Hay en París un gran jardín hecho para los aburridos: hállanse en él relativa soledad, árboles, verde césped, floridas platabandas, alamedas sombrías y una turba de pajarillos que parecen estar allí tan a su placer como en pleno campo.
En una fantasmagoría semi-real, en un teatro, delante del Emperador y de toda su corte, Fausto hace que Elena y Paris aparezcan. Cuando Paris roba a Elena, Fausto tiene celos, no puede contenerse, quiere quitar a Paris la beldad que lleva en los brazos, y deshace el encanto con una explosión, cayendo él como muerto.
Al cumplir los doce se le revelaron los proyectos que había sobre ella, los cuales se reducían a enviarla a Francia a terminar su educación en un colegio de los más afamados de París. No supo la niña, por de pronto, si la noticia la alegró o la produjo el efecto contrario.
-De todo sabían y han de saber los caballeros andantes, Sancho -dijo don Quijote-, porque caballero andante hubo en los pasados siglos que así se paraba a hacer un sermón o plática, en mitad de un campo real, como si fuera graduado por la Universidad de París; de donde se infiere que nunca la lanza embotó la pluma, ni la pluma la lanza.
El patio está circuido de graciosos pórticos, y exornado por una estátua de Luis XIV, obra de Coysevox, reliquia preciosa para el arte, que la aprecia más que las numerosas estátuas de los hijos célebres de Paris, que decoran el frontis de este opulento alcázar.
Todo lo cual oído con profunda atención, dijo Cristeta: Bueno, ahora explícamelo. Yo tenía valores de importancia colocados en esa casa Garcitola y Compañía, de París.
V. á Sánchez, ed. de París, pág. 418. «Fise muchas cántigas de danza é troteras Para jodías et moras, é para entendederas. Para en instrumentos de comunales maneras, El cantar que no sabes, oílo a cantaderas. Cantares fis algunos de los que disen los ciegos, Et para escolares que andan nocherniegos, Cazurros e de bulras, non cabrían en diez pliegos.» Consúltese á Fern.
Palabra del Dia
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