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Actualizado: 28 de junio de 2025
Hasta en París se habló muchas veces del heroísmo del poeta Simoulin, que quiso morir insultando á los invasores. ¡Viejo heroico!... En la ciudad todos conocían su grito.
Trabaja usted demasiado, y yo no quiero que se canse, ¿sabe, gringuito?... Es mucho quehacer para un hombre solo. ¿Cuándo viene su amigo Robledo?... De seguro que estará divirtiéndose allá en París.
La prolongacion de la guerra en Filipinas traería consigo, aparte de los innumerables dispendios en hombres y dinero, el descrédito de los E.U. ante las demás naciones. El gobierno de Washington pudo conseguir la cesion de las Filipinas por medio del tratado de Paris, con el tacito consentimiento de las Potencias, porque estas esperan que el gobierno de los E.U. mantendr
»Las heridas son, como dicen los médicos, de pronóstico reservado; mas por lo que yo he podido comprender, el pobre Manuel quedará ciego. »Fue llevado al hospital de marina, y de allí, con grandes precauciones, le traje a París en cuanto lo permitió la prudencia.
Pero á esto se dice: natural es que suceda tal cosa, en un pueblo donde la competencia representa tantos intereses y tantos goces. El mercader de una pobre aldea, no tiene precision de ser amable, puesto que en la aldea no hay más mercancía que la suya; pero en Paris, la amabilidad es el gran secreto de grandes empresas y de muchas familias.
Paris, 1852. Dictionaire universel de matière médicale et de therapéutique, articulo Belladona. Paris, 1855, t. Traité de matière médicale et de thérapeutique. Paris, 1858. De l'action du brome et de ses combinaisons sur l'economie animale. Paris, 1828, en 4.º De l'eficacité du brome dans le traitement des affections pseudo-membraneuses. Paris, 1856, en 4.º
Sí, señor novelista; creo que es más fácil purgar el desierto de beduinos, arrojar los cafres de las costas de oro, y poblar de hombres la Nueva Zelanda en que viven los antropófagos, que purgar á Paris de esa civilizacion engañosa, de ésa fascinadora cultura, de esa idolatría chillona que comprende tan bien el secreto de hacerse admirar. =Resúmen de esta série. =
¡Si ellos volviesen! añadió Tchernoff con un gesto de inquietud . ¡Si pisasen de nuevo estas losas!... La otra vez eran unas pobres gentes, asombradas de su rápida fortuna, que pasaron por aquí como un rústico por un salón. Se contentaron con dinero para el bolsillo y dos provincias que perpetuasen el recuerdo de su victoria... Pero ahora no serán soldados únicamente los que marchen contra París.
No pocas veces, estando yo en Italia, en Alemania o en Inglaterra, me ha ocurrido anunciar de pronto que al día siguiente me volvía a París. Si alguno, admirado de tan súbita resolución, me preguntaba: ¿A qué vas a París? Yo le respondía sencillamente: A conversar.
De V. Ex.^a Muy humilde, y obligado Serui.^or Ant. Perez. Bibl. Nac. de París, Fr., 3.652, fol. 108. Colección Morel Fatio, núm. Sire. Antonio Perez dize, que el fauor que V. Mag.^d le ha hecho en esta occasion presente es en tal grado, q. casi le yguala la indignacion, q. el enojo ha descuuierto contra él agora de nueuo, tan fresco como el primer dia.
Palabra del Dia
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