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Era una de pareceres, discusiones ardorosas y diversas profecías, que agitaban la ciudad de un extremo a otro, con el calor y la vehemencia de la sangre meridional. Se disputaba, se enfriaban amistades, por si en media hora el río había subido cuatro dedos o uno solo; y faltaba poco para venir a las manos por si esta riada era más importante que la anterior.

Ninguna dama de Lancia cometía la bajeza de presentarse en el Bombé los domingos mientras no estuviesen paseando en él algunas otras de su categoría. Pero esto era de una dificultad insuperable, dada la unanimidad de pareceres.

Así es que la reticencia era su fuerte, y con un interrogante, unos puntos suspensivos y un gesto de «¡qué pillo soyresolvía todas las cuestiones, arrancaba á su placer las carcajadas al auditorio y enredaba á sus convecinos cada día en un berenjenal de pleitos y rencillas, extraviándoles más y más la justicia con lo vago de sus maliciosos pareceres.

Oh, no señor; precisamente soy de la opinión contraria repuse con la mayor viveza, anhelando que la disconformidad de pareceres alejase de la intolerable y odiosísima amistad que quería manifestarme el inglés . Creo que las autoridades españolas hacen bien en no consentir que desembarquen los ingleses. En Cádiz hay guarnición suficiente para defender la plaza. ¿Lo cree usted? me preguntó.

Pero, de los contrarios pareceres, el que se tomó fue que nos llegásemos poco a poco, y que si el sosiego del mar lo concediese, desembarcásemos donde pudiésemos. »Hízose así, y poco antes de la media noche sería cuando llegamos al pie de una disformísima y alta montaña, no tan junto al mar que no concediese un poco de espacio para poder desembarcar cómodamente.

El pleito, con el hábito de venganza que ella sopló sobre él, encendióse de un modo imponente. Llegó a ser en Madrid un acontecimiento público. Acerca de la locura del duque hubo pareceres encontrados de los médicos más insignes, españoles y extranjeros. Los unos le ponían de idiota, degenerado y embrutecido que no había por dónde cogerlo.

DON URBANO. Querido Marqués, pídame usted que altere, que trastorne todo el sistema planetario, que quite los astros de aquí para ponerlos allá; pero no me pida cosa contraria a los pareceres de mi mujer. MARQU

Convendrán también en que de esto es causa el estar los indios sujetos a la comunidad; pero, en llegando a tratarse del modo de remediarlo, es preciso haya tantos pareceres como hombres. Pero yo, sin que me atemoricen tantos inconvenientes, tengo por cosa facilísima la ejecución del reglamento que voy a proponer, y por infalibles las favorables consecuencias en todas partes de que se componga.

Tristán, sin hacer caso de estas palabras, siguió paseando agitado y colérico. Don Germán sonrió y replicó suavemente: Todo eso, amigo Núñez, me parece más gracioso que exacto. Jamás ha existido unanimidad de pareceres en este mundo. Mucho menos puede haberla en las obras literarias en que se trata de lo feo y lo bonito.

De ver era en la Plata las dicciones Que habia de este caso, y pareceres: Aquí vereis juntar conversaciones De toda suerte de hombres y mugeres, Soldados y vecinos en cantones, Ni se trata de plata ni de haberes, De solo Lerma tantas sentencias, Cuanto eran de cabezas diferencias.