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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Y paréceme a mí que en esto de los gobiernos todo es comenzar, y podría ser que a quince días de gobernador me comiese las manos tras el oficio y supiese más dél que de la labor del campo, en que me he criado. -Vos tenéis razón razón, Sancho -dijo la duquesa-, que nadie nace enseñado, y de los hombres se hacen los obispos, que no de las piedras.
Pues no entrará, hijo, no entrará... Vaya. Yo le diré que se largue con su materialismo a los infiernos. ¿Te sientes bien? ¿Quieres tomar algo? le dijo su mujer con cariño. Desde que di con la tan rebuscada fórmula, paréceme que soy otro... Antes mi vida era un martirio, ahora no me cambio por nadie.
La casa que ésta habitó en Sevilla túvola en gran estima y de ella escribía que «no la había mejor ni mejor puesta. Paréceme que no se ha de sentir en ella el calor. El patio parece hecho de alcorza.»
No habiendo usted de reunir, pues, honra y provecho, querrá uno u otro. Si quiere honra, paréceme que está en camino de lograrla: en primer lugar usted no tiene sino catorce años; esa es la edad en el día, o poco más: la valeur n'attend pas le nombre des années.
De allí a poco, descubrió don Quijote un hombre a caballo, que traía en la cabeza una cosa que relumbraba como si fuera de oro, y aún él apenas le hubo visto, cuando se volvió a Sancho y le dijo: -Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas, especialmente aquel que dice: "Donde una puerta se cierra, otra se abre". Dígolo porque si anoche nos cerró la ventura la puerta de la que buscábamos, engañándonos con los batanes, ahora nos abre de par en par otra, para otra mejor y más cierta aventura; que si yo no acertare a entrar por ella, mía será la culpa, sin que la pueda dar a la poca noticia de batanes ni a la escuridad de la noche.
Las hazañas del segundo David, auto sacramental. Autógrafo. Madrid 28 de abril de 1619. La isla del sol. Auto sacramental de 6 de abril de 1616. Además de los dramas manuscritos de Lope mencionados, paréceme oportuno copiar también los títulos siguientes de otros, de la rica colección de Durán y del duque de Osuna. De Durán: San Agustín. La divina vencedora. El hijo sin padre.
Inútil paréceme decir que Rocchio, el molido y sin ventura, era de éstos; deslumbrado por el sello oficial que se atribuía a todas las operaciones de Esteven, se había metido con él en un negocio que prometía el oro y el moro, y más todavía: ciegamente, las manos atadas.
Allá va la punta de mi capa, que si yo me meto me atollo también y somos dos pájaros en vez de uno. Paréceme bien la idea y agárrome á ella dijo Quevedo agarrándose á la punta de la capa que le había echado el matón. Tiró éste, y crujiendo costuras, abriéndose telas, y con gran trabajo, logró verse al fin en firme Quevedo, pero con una arroba de tierra en cada pierna y perdidos los zapatos.
Cuando se hizo el asiento con Bat.e Jovenardi, se ajustó con él que se le había de dar un vestido de precio de 100 ducados, paréceme que se le debía guardar su asiento, no siendo V. Magd. servido de mandar otra cosa. Los vestidos de los barberos y de Diego Velázquez se podrían reducir a 80 ducados, y los de los mozos de la guardarropa a 70 ducados.
Pareceme que le veo: En que estraño trage viene! Quien con feos se entretiene No es mucho que venga feo: Será acertado seguirle? Acertado me parece Por si acaso se le ofrece Algo en que poder servirle.
Palabra del Dia
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