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Actualizado: 30 de junio de 2025
¡Lástima de pícaro! decía al pie del patíbulo don Rodrigo a su alguacil . ¿No es verdad, Güerequeque, que siempre sostuve que este bellaco había de acabar muy alto? Con perdón de usiría contestó el interpelado , que ese palo es de poca altura para el merecimiento del bribón. CRÓNICA DE LA
La pasión del juego, que dormía en él desde muchos años, se despertó más ardiente que nunca; pero jugó a lo pícaro, alrededor de esos tapetes sospechosos que la policía barre de cuando en cuando.
Quedose Juan con esta noticia más pensativo y peor humorado, sintiendo arreciar los síntomas del mal que padecía, y que principalmente se alojaba en su imaginación, mal de ánimo con mezcla de un desate nervioso acentuado por la contrariedad. ¿Por qué la despreció cuando la tuvo como era, y la solicitaba cuando se volvió muy distinta de lo que había sido?... El pícaro ideal, ¡ay!, el eterno ¿cómo será?
Yo he sido palaciego ó palacismo, ó hijo de palacio, como mejor queráis. Bien, bien, ¿pero qué tiene que ver eso? Las cosas deben tomarse en su origen. Vóime, pues, al punto, desde donde llegué á conoceros. Os conocí por medio del tío Manolillo. ¡Ah! ¡el misterioso tío Manolillo! Tenéis razón. No sé si es pícaro ó tonto, si cuerdo ó loco.
Así lo hizo ya el justo Abel en su tiempo, y hasta el grandísimo pícaro de Caín puso su primer diente, amarillo y apestoso como uno de ajo, escondido entre la piel de perro negro que le servía de cabecera. De Adán y Eva no se sabe nada: lo cual á nadie extraña, porque como nacieron grandecitos, claro está que no mudaron los dientes.
¡Pícaro, qué bien me conoce usted! exclamó dándole un pellizco. Timoteo clavó en ella una mirada de besugo atónito. A usted no se le ha escapado el cariño con que siempre le he mirado. Es una debilidad, una manía; nunca he podido remediarlo. Mis hijas me tienen dicho un millón de veces: «¡Pero, mamá, no callas con Timoteo! ¿Y qué le voy a hacer, hijas mías?
Es que yo he escarmentado en cabeza ajena.... Mire usté que tengo una amiga, ¡ay, la infeliz las lágrimas que ella ha llorado, las palizas que la ha dado su padre y la estimación que ha perdido por un pícaro de esos que la engañó!... No, hijo, no: pobre nací, y no quiero ser señora á costa de tantos trabajos. Muy bien pensado. Pero, entretanto, usted no despide á su adorador.
Nené tiene que bajar el libro de la silla. ¡Cómo pesa este pícaro libro! Ahora sí que se puede ver bien todo. Ya está el libro en el suelo.
No es Silvestre Paradox un pícaro al modo de los antiguos, sino un semi-sabio extravagante que trata de inventar o cree haber inventado no pocos artificios científicos. Modelos para esto ha podido hallar el Sr.
¡Pecador de mí! ¡Estúpido y necio! exclamó el padre, todo lleno de violencia y dando en la mesa unos cuantos puñetazos. ¿Quieres creer que soy tan egoísta, que el egoísmo me había cegado? Yo no había visto en el plan de Doña Blanca ninguna mala traza. Me parecía natural que casase á Clarita con su tío. Yo no miraba sino á mi pícaro interés: á que nadie se llevase á Clarita lejos de estos lugares.
Palabra del Dia
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