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Ha sido bien particular la providencia que Dios ha tenido para darnos noticia de todos estos sucesos. Había ya poco menos de dos años que no se sabía el fin de estos dos Apostólicos operarios, por lo cual estábamos sobre manera afligidos y desconsolados.

Asegurará provisionalmente su tropa, atrincherándola, y con ella, y el auxilio de operarios facultativos, hará de fábrica firme, si le es dable, todo, para no ser accesible á la fuerza del enemigo, ni á los fuegos de que hace tanto uso, cuando los edificios son de paja, ó solo madera, de que tenemos tristes experiencias. Poblaciones.

Y dejando abandonada a su propio impulso la filantrópica tarea de enardecer el fervor de sus operarios, retiróse a un rincón con el diplomático, llevando en la mano un fino trapito cuadrado y una bandeja de plata para colocar las hilas. Nada sabía aún Currita de Jacobo, y al ver entrar al sabio Mentor, figurósele que este le traería noticias del prófugo joven Telémaco.

Sin salir de él, arponearon 50 ballenas en un mes. Es verdad que se malogró esta loable empresa por la mala calidad de los arpones, é ineptitud de aquellos operarios.

El ingeniero asintió con la cabeza, sonriendo también con galantería. Además es necesario, duque, que los operarios trabajen menos horas dijo la condesa de la Cebal. Y que se les aumenten los jornales manifestó Lola Madariaga. Y que se hagan casas para ellos en Villalegre añadió la marquesa de Fonfría.

Fueron noticias circunstanciadas a Bayona, vinieron órdenes y planes de conducta, hubo infinitos cabildeos, mezcláronse algunas mujeres, salieron subrepticiamente fusiles de la Fábrica, sustraídos por algunos operarios carlistas; hízose acopio de boinas blancas y polainas; por último, cierta noche salieron al campo como unos treinta jóvenes, en su mayoría estudiantes y seminaristas, a cuyo frente se puso el presidente de la junta, don César Pardo, a quien hemos tenido el honor de conocer al final del capítulo tercero de esta narración.

Salabert era un terrible sobrestante para sus operarios, un verdadero mayoral de ingenio. No los dejaba reposar: les exigía un cuidado incesante: jamás se le daba gusto en nada. Se trataba un día de trasladar cierto armario de ébano tallado, desde el salón que iba a ser de conversación, a la sala destinada a jugar.

Pero el P. Superior fué de contrario parecer, no queriendo arriesgar las vidas de estos dos apostólicos operarios, con que sin otro efecto proseguimos nuestro viaje, cuando á 2 de Diciembre corrió dos veces peligro de hacerse pedazos la barca en que íbamos.

Y con el corazón enternecido, llenas de buen deseo, proponían medios para aliviar a aquellos desgraciados. Unas pretendían que debía fundarse un buen hospital; otras hablaban de una tienda-asilo donde los obreros encontrasen los alimentos más baratos; otras aspiraban a que se prohibiese trabajar a los niños; otras a que los operarios trabajasen una horita al día nada más.

D. Restituto comenzó a darles instrucciones, aprobó algunas cosas, reprobó otras, olvidándose por completo de su huésped. Uno de los operarios le participó que el molino había parado porque el hijo de Cosme había desviado el agua más arriba para secar el cauce del riachuelo y pescar las anguilas.