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Actualizado: 19 de octubre de 2025


Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza con la boca abierta. El patio era de tierra, cerrado al oeste por un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí se mantenían inmóviles, fijos los ojos en los ladrillos. Como el sol se ocultaba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían fiesta.

Este puerto por el estio no tiene aguada para los navios; pues algunas lagunas manantiales, que se hallan al oeste del puerto, distan tres ó cuatro leguas, y otra laguna mas próxima, que está al nor-oeste de la entrada, dista una legua del mar, y es bien dificil de hallar entre dos cerros cerca de lo alto.

El supuesto barco mercante y sus dos perseguidores se dirigían rápidamente hacia el oeste, dejando al norte la costa de San Albano. No se divisaba otra vela en todo el horizonte. Roger permanecía cerca del timón, mirando las galeras enemigas y recibiendo de lleno en el rostro la fuerte brisa del mar que agitaba su rizado cabello rubio.

¡Qué triste es ver, al caer de la tarde, el sol, alegría del mundo y padre de todo lo criado, ir desapareciendo, eclipsarse entre las ondas! Es el cotidiano duelo del Universo, particularmente del Oeste. En vano es que todos los días presenciemos el mismo espectáculo; siempre ejerce en nosotros igual influjo, idéntico efecto melancólico.

Hasta creo que me admiraba un poquito á causa de mi pluma, y eso que era incapaz de admirar á nadie, convencido como estaba de que la presidencia de la República le correspondía de derecho. Pero aún no creía llegado el momento de ocuparla. Nuestra intimidad dató de un libro que escribí para él después de la guerra: Historia de la división del Oeste.

Martes 8, á las 5 de la mañana, salió D. Diego Varela en lancha á reconocer dicha bahia, creyendo hallar allí la entrada al rio de San Julian; pero llegando á la boca de la bahia, comenzó á bajar la marea con gran fuerza, y al mismo tiempo arreció demasiado el viento del oeste, por lo cual no pudieron arrimarse á tierra, y estuvo muy á punto de naufragar la lancha, en la cual entró de una vez cosa de una pipa de agua: por lo cual se volvieron al navio á las tres de la tarde.

Los náufragos no podían ya dudar un instante; y se apresuraron a internarse en la selva alejándose del río. La selva era espesísima y reinaba tal oscuridad en ella que apenas podían distinguirse los troncos de los árboles; pero Cornelio que conocía muy bien los bosques de Timor, por los cuales había andado a menudo, se puso a la cabeza de los expedicionarios y los guió hacia el Oeste.

Por otro lado, las usurpaciones portuguesas al oeste del rio Paraguay, en sus establecimientos de Coimbra, Albuquerque y otros que ignoramos, suscitarán mil controversias morosas: porque este punto es tan interesante, como lo hice presente á V. E. en 13 de Octubre último.

Á este propósito me permitiré una digresion respecto del tipo social en escena. El paisano frances tiene cualidades muy características que le hacen digno de atencion. Mas tarde tuve ocasion de observarlo así en varias excursiones hechas á los departamentos del centro y del oeste, y en las escenas semi-campestres de las cercanías de Paris.

El famoso conquistador Domingo Martinez de Irala siguió otro camino, que empezó en el puerto que llamó de los Reyes, y es precisamente una de las dos lagunas que hay al oeste de este rio, en la latitud de 17° 57' y 17° 50': de allí tomó recto al oeste, y penetró por los Chiquitos hasta el Perú. Por el mismo fueron

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mármor

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