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Actualizado: 23 de junio de 2025


Maximiliano tuvo tal acceso de coraje, que hasta se ofreció a su mente con caracteres odiosos la imagen de doña Lupe, de su segunda madre. Al subir las escaleras de la casa se serenó, pensando que su tía no sabía nada, y si lo sabía, que lo supiera, ¡ea!... «¡Qué carácter estoy echandose dijo al meterse en su cuarto. Cerró cuidadosamente la puerta y cogió la hucha.

Como un mal clérigo, que abusa del confesonario, sabía don Álvaro flaquezas cómicas o asquerosas de muchos maridos, de muchos amantes, sus antecesores, y en el número de aquellas crónicas escandalosas entraban, como parte muy importante del caudal de obscenidades, las pretensiones lúbricas de los solicitantes, sus extravíos, dignos de lástima unas veces, repugnantes, odiosos las más.

La desdichada Ana Bolena, madre de Isabel, es representada como una mujer voluptuosa y llena de vicios, y á su lado, con colores tan odiosos, el arrogante cardenal Wolsey. El carácter del Rey, tan débil como vano, está pintado magistralmente, notándose en él cierta buena semilla, que vive siempre, pero que no llega á germinar nunca.

Sus gestos, sus movimientos, su barba gris, sus acciones más insignificantes é indiferentes, hasta el corte y la moda de su traje, le eran odiosos: señal todo de una antipatía en el corazón del ministro más profunda de lo que él se hallaba dispuesto á confesarse á mismo. Y como era imposible asignar una causa á tal desconfianza y aversión, el Sr.

Así que conociendo ellos tan menudamente el estado de los príncipes, en su ánimo i estimacion les disminuyen el crédito, i con otros principes i el pueblo les quitan la reputacion, á los que ellos quieren hacer odiosos, i finalmente alborotaban y levantaban sus tierras, y tanto mas, cuanto por el mismo camino de las confesiones conocen lo mas íntimo de los ánimos de los vasallos, y saben el que es bien afecto al principe, y el que está mal satisfecho, y descontento; de donde por las relaciones que tienen de las cosas de estado, pueden fácilmente sembrar cizaña entre principes y ocasionarles mil sospechas y recelos.

Cuando llegó a narrarle ciertos odiosos y terribles pormenores, el conde principió a dar vueltas por la estancia como fiera enjaulada, a mesarse los cabellos, a arañarse la cara, lanzando rugidos de coraje. Al quedarse solo, mil ideas, todas desatinadas, se le atropellaron en la mente.

La igualdad democrática, racional y discretamente entendida, no está en el ser actuado, sino en el poder llegar a ser y en que ese poder no se ahogue ni se limite merced a privilegios odiosos. En este sentido, la igualdad democrática es justa y razonable en teoría, y no sirven para invalidarla los abusos y males que pueden nacer de ella. ¿De qué no pueden nacer males y abusos?

Debes tener frío dijo levantándose para dejarme; has andado bajo la lluvia, tus ropas mojadas transpiran los odiosos rigores de la vida precaria y del invierno, vienes empapado de estoicismo, de miseria y de orgullo. Aguardemos a mañana para hablar más razonablemente. Le dejé salir sin pronunciar ni una palabra más y advertí que cerró la puerta con impaciencia.

Valera se había rascado la cabeza con señales de alegría y Cañete le había dirigido una sonrisa de aprobación. Del aspecto teórico pasó después al práctico y narró con prolijidad todas las intrigas, todas las arterías de que se valían sus contrarios para arrancarle la cátedra. Particularmente Alvarez, el infecto Alvarez no reparaba en valerse de los medios más reprobados, más odiosos.

No son odiosos ni rayan tampoco en exagerada caricatura los personajes cómicos que en la acción intervienen. Todos hacen reír, aunque sean más hijos de la observación que de una fantasía jocosa y regocijada.

Palabra del Dia

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