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Quevedo había hecho llegar, valiéndose de frases hinchadas y misteriosas para obligar á los ciados, una carta al duque de Lerma, una carta que sólo contenía estos tres renglones: «Excelentísimo señor: Tengo en mis manos el cuchillo que puede cortaros la cabeza; pero yo os daré este cuchillo si me dais licencia para hablaros. Francisco de Quevedo

El joven Pedro Guzmán, que le acompaña, ignorando sus planes, reprueba, después de conocerlos, su traidora conducta con frases enérgicas, é intenta abandonarlo; pero Don Enrique lo detiene á la fuerza, lo carga de cadenas y lo entrega á los moros. El Infante proyecta obligar á los sitiados á rendirse, valiéndose del mancebo cautivo.

Con este porte tan santo procedió toda la navegación, que duró tres meses, con aprovechamiento maravilloso de muchos, á quien redujo á bien vivir, ya valiéndose de las verdades eternas, ya poniéndoles á la vista tantos peligros y tempestades del mar, que aun á los más perdidos suelen obligar á cuidar de la conciencia y del alma, que antes tenían en tal olvido ó parecía no tenerla.

El doctor debe estar también muy comprometido, y le han de obligar a renunciar, ¡vaya! si viene la revolución, el primero que se viene abajo es Eneene... Por eso yo me pongo a salvo a tiempo, me lavo las manos y... ¡ahí queda eso! arreglarse cada cual como pueda.

Otra consistía en mostrarse celosos los unos de los otros y en obligar a sus respectivas damas a que declarasen en público sus preferencias. Si uno de ellos, convenidos entre anteriormente, regalaba una flor a Joaquinita, el amante de esta exigía que la arrojase al suelo y disimuladamente la pisase.

Höel quiere obligar al gaitero Corentino a buscar el tesoro en el fondo del precipicio; de nuevo el cielo se encapota, y entonces aparece otra vez el terrible Meyerbeer, el genio de los Hugonotes y Roberto el diablo, que sabe describir con las ocho notas del pentagrama toda la rabia de los elementos y todos los furores del corazón.

El había pecado, lo reconocía e imploraba su perdón; había purgado su falta con ocho años monótonos, abrumadores como una noche sofocante y sin fin: pero ya que volvían a encontrarse, aún era tiempo, Leonora, aún podía hacer retoñar la primavera de su vida, obligar al amor a que volviese sobre sus pasos, a que pasase de nuevo, tendiéndoles sus dulces manos.

Con esta conversación salieron de la casa susodicha, y a mano derecha dieron en una calle algo dilatada, que por una parte y por otra estaba colgada de ataúdes, y unos sacristanes con sus sobrepellices paseándose junto a ellos, y muchos sepultureros abriendo varios sepulcros, y don Cleofás le dijo a su camarada: ¿Qué calle es ésta, que me ha admirado más que cuantas he visto, y me pudiera obligar a hablar más espiritualmente que con lo primero de que te admiraste?

Para esto, lo más sencillo era obligar al Hombre-Montaña á que viviese lo mismo que los hombres esclavos, que ganaban su subsistencia trabajando como máquinas de fuerza. Ese gigante puede emplear sus brazos en las obras de ampliación de nuestro puerto.

Cuando el matrimonio se hundió por todas partes fue cuando las leyes civiles, que no hay que confundir con las religiosas, multiplicaron sus prescripciones para obligar a realizarlo. ¿Quién pensaría en buscar penas severas para los recalcitrantes ni en acentuar los castigos que les están destinados si no hubiese necesidad de castigar ni de obligar?