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Actualizado: 25 de julio de 2025
La segunda, que no fuesen obligados á desterrarse de sus tierras los que quisieren vivir en el gentilismo, ó mantener muchas mujeres para su uso; y la tercera finalmente, que sus hijos no fuesen destinados al servicio de la Iglesia.
No hay amigo para amigo, No hay ser padre siendo rey, Donde hay agravios no hay celos, Casarse por vengarse, Obligados y ofendidos, Persiles y Segismunda, Peligrar en los remedios, Los celos de Rodamonte, Santa Isabel, reina de Portugal; La traición busca el castigo, El profeta falso, Mahoma; Progne y Filomena. Segunda parte de las comedias de D. Francisco de Rojas Zorrilla: Madrid, 1645.
Cuando se suelte del pié derecho, murmuró el cochero ahogando un suspiro, le daré mis caballos, me pondré á su servicio y me dejaré matar... El nos librará de los civiles. Y con mirada melancólica seguía á los tres reyes que se alejaban. Los muchachos venían despues en dos filas, tristes, serios como obligados por la fuerza.
Temo que no se pueda evitar replicó Leighton, gravemente. Aquí está escrito, y nos veremos obligados a comunicarle a este hombre, sea quien sea, su nombramiento, con un sueldo de cinco mil libras anuales. ¿Y tendrá, en efecto, completo poder sobre sus asuntos? Absolutamente.
Murmuró algunas frases incoherentes, pero Obdulia continuó sin hacer caso de él: Yo de teología sólo sé que los sacerdotes están obligados a tener oración, y que el alabarse de no rezar es más propio de impíos que de ministros del Señor. Lo dijo con calma y naturalidad que hicieron más incisivo y profundo el arañazo.
Las medusas y los moluscos han sido, por lo general, inocentes criaturas, podríamos decir muchachos, y yo he vivido con ellos en un mundo apacible. Hasta ahora hemos visto pocos carnívoros. Aun aquéllos obligados á vivir así, sólo destruían para sus imprescindibles necesidades, y la mayor parte vivían á expensas de la vida apenas comenzada, de átomos, de jalea animal, inorgánica.
Un caballero, amigo de Millán, prometió después interesarse para que fuese destinado al batallón de escribientes o a la imprenta del Ministerio de la Guerra, pues lo principal era evitar que saliera de Madrid, propósito difícil de conseguir durante aquellos días, en que los poderes públicos se veían obligados a echar mano de todos los cuerpos e institutos militares para combatir la insurrección carlista, que ya merecía el maldito nombre de guerra civil.
Al mismo tiempo los indios, no acostumbrados a moverse a nada sin ser mandados y aun obligados, como los administradores nada o muy poco disponían, ellos tampoco hacían nada; de modo que sólo se daban prisa para mandar traer de las estancias crecidas mitas de ganado, a lo que los administradores no se oponían, porque ni sabían cómo debían manejar lo que tenían a su cargo, ni tenían valor para oponerse a los indios, ni aun sabían lo que ellos hacían.
Obligó á Roger este desprecio á que se fuese á servir á Don Fadrique su enemigo, de quien fué admitido con muchas muestras de amor y agradecimiento: efectos no solo de su ánimo generoso, y condicion apacible para con los soldados, pero de la fuerza de la necesidad de la guerra; porque no fuere cordura desechar al que voluntariamente ofrece su servicio en tiempos tan apretados, como en los que corren riesgo la vida y libertad, y cuando se apartan los mayores amigos, y obligados.
Ya habían salido de Argel, cuando los descubrió el moro, que prometió llevarlos, y se vieron obligados á regresar á la cárcel y sufrir más duros tormentos . Uno de los cautivos, que fué rescatado y volvió á España, participó á su padre la suerte de sus dos infelices hijos.
Palabra del Dia
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