Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 29 de junio de 2025


Aquí el catalán soltó una carcajada sonora y brutal que dejó avergonzado al buen D. Nemesio. Bueno, señor; si usted no cree en su eficacia, nada hay perdido. Quedó un poco amoscado y tardó algún tiempo en hablar; pero al cabo de algunos minutos no pudo contenerse y volvió a pegar la hebra asándonos a preguntas. A dónde íbamos, de dónde éramos, qué profesión teníamos, etc.

Fue todo lo que pudo sacar de él D. Nemesio, quien por su parte nos enteró prolijamente de su patria, condición, familia, carácter y cuantas circunstancias podían ser directa o indirectamente útiles para su biografía. Era un propietario rico de Simancas, donde había nacido y criádose, y tenía mujer y siete hijos, cuatro de ellos casados.

¡Ah, Cervantes!... ¡Ya! exclamó D. Nemesio abriendo mucho los ojos para expresar que no era insensible a este nombre. Y luego, encarándose conmigo, me preguntó con interés: Cervantes era un hombre muy despejado, ¿verdad? No, señor respondí bruscamente, echándome a dormir y tapándome con la manta. Comenzó a clarear el día en Despeñaperros.

¡Qué intención ni que Cristo, ni qué mal rayo que los parta! profirió Puig llevándose las manos a la cabeza. ¡La han hecho ustedes buena! ¿Y cómo me presento yo en gorra y zapatillas al presidente? ¿Quiere usted mi sombrero y mis botas? le preguntó D. Nemesio. También le puedo facilitar alguna camisa.

Pero de estas sorpresas me quedaban aún muchas en aquel originalísimo país. Declinaba ya bien la tarde cuando llegamos a la fonda. Casi todos los huéspedes estaban fuera paseando. Sólo hallamos a la puerta a D. Nemesio con el dueño, tomando el fresco. A instancia nuestra, las monjas se quedaron un rato de tertulia, y no tardó en salir, sin saber quién la trajera, una guitarra.

D. Nemesio y yo quedamos petrificados y nos dirigimos una mirada de angustia sin contestar al saludo. Buen día, ¿eh?... ¿Se ha tomado chocolate, por lo que veo?... Nosotros nos hemos desayunado a la catalana... Vienen ahí unos paisanos, del mismo Reus, ¿sabe? y vinimos de jarana y de broma... Tomamos unas copitas de ojén, y luego una butifarrita.

No entra una sola droga en su confección, y lo mismo curan los sabañones, que la calentura, que la tisis, cuando no está en el cuarto grado, se entiende. Las calenturas perniciosas que había en Simancas se han desterrado, y la tisis no se conoce. Las chicas del pueblo los llaman «los polvos de D. Nemesio».

Verdad es que la soportaba con más filosofía. Cuando supo la ocurrencia de D. Nemesio, rió largamente y la glosó con muchos y sabrosos comentarios; pero no volvió a acordarse de las monjas. Si yo le sacaba la conversación me respondía en un tono tan frívolo y aun se corría a veces a tan libres y groseras frases que me herían.

Déjeme usted en paz con sus botas y sus camisas... Lo que yo quiero es mi equipaje, ¿sabe?... ¿Qué rayos tenía usted que ver con él, ni por qué se ha metido donde no le llamaban? Oiga usted, señor mío, me parece que no hay razón para faltarme exclamó D. Nemesio encrespándose. La culpa ha sido de los dos, señor Puig, me apresuré yo a decir.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando