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Actualizado: 26 de mayo de 2025
Pero la voz pasa, y la hermosura con ella, y con la hermosura los galanes ricos; entonces empezó a bajar de nuevo la escalera hasta el último piso, hasta el piso bajo; luego mudó de barrios hasta el hospital; la vejez, por fin vino a sorprenderla entre las privaciones y las enfermedades; el hambre le puso el gancho en la mano, y el cesto fue la barquilla de su naufragio.
El cargo de caballerizo mayor se le dió á su enano, y á un page le hizo fiscal del consejo: de esta suerte gobernó á Babilonia. Llorábame todo el mundo; y el rey, que hasta que habia mandado ahorcaros y darme veneno habia sido bastante bueno, dexó que sus virtudes corriesen naufragio en su amor á la bella antojadiza.
San Patricio refiere, que es hijo de un caballero irlandés y de una señora francesa, y que sus padres, poco después de su nacimiento, se han retirado á un monasterio; que él mismo, educado piadosamente, disfruta desde sus primeros años del don de hacer milagros, y que, cautivo poco antes por piratas, se ha libertado de ellos con la ayuda del cielo, que lo ha socorrido promoviendo la tempestad, causa del naufragio del buque.
Había sido sorprendida por el naufragio en el momento que intentaba vestirse: tal vez el terror la había hecho arrojarse al mar. La muerte había contraído su rostro con un rictus horrible que dejaba los dientes al descubierto. Un lado de su rostro estaba tumefacto por un golpe. La vió Ferragut al asomarse entre los hombros de dos señoras que temblaban apoyadas en la baranda de la cubierta.
La tripulación no tardó en amotinarse, desplegando nuestro héroe con tal motivo un terrible heroísmo, indomable, bárbaro. Hizo poner grillos á su compañero, proclamándose jefe único, al paso que los recalcitrantes eran apuñaleados, degollados, desollados vivos. Y en medio de todo eso sonó la voz de «¡naufragio!» y se perdieron algunos barcos.
A lo que se agrega otra reflexion, que nace del naufragio que han padecido algunas naves en el estrecho de Magallanes.
El modo que se observaba y observa en todos los pueblos en la administración del sacramento de la penitencia merece me detenga un poco; porque, siendo éste la puerta que tenemos para el regreso a la gracia perdida, y la tabla que después del naufragio de la culpa nos conduce a la seguridad del puerto, me parece es en donde debían los curas poner mayor cuidado, así para que se confesasen bien, como para que llegasen con la disposición debida a recibir la sagrada comunión, y formasen idea perfecta de tan santos y necesarios sacramentos.
Tras un combate habíamos sufrido un naufragio; salvados de éste, nos vimos nuevamente empeñados en una lucha, que fue afortunada, y luego, cuando nos creímos al fin de tantas penas, cuando saludábamos a Cádiz llenos de alegría, nos vimos de nuevo en poder de la tempestad, que hacia fuera nos atraía, ansiosa de rematarnos. Esta serie de desventuras parecía absurda, ¿no es verdad?
Consigna nuestro crítico que desde la llegada á Inglaterra usó Pérez para cerrar las cartas un anillo romano, en cuya piedra estaba labrada una virgen vestal con la lámpara encendida sobre la cabeza, y la inscripción DUM CASTE, LUCEAM, queriendo manifestar de alegórico modo, que sólo la reserva, la humildad y la modestia podrían libertar de naufragio á los que, peregrinos como él, vagaban por tierras extrañas . La declaración es de Pérez mismo , y tan incierta como las más que hacía.
El tan difícil amor furtivo, el amamantamiento en medio de las borrascas, entre la asfixia y el naufragio, los dos grandes actos de la vida convertidos casi en un imposible, haciéndose por medio de un esfuerzo y por voluntad heroicos: ¡qué condiciones de existencia! La madre no tiene nunca más que un pequeñuelo, y es mucho.
Palabra del Dia
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