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Si la dejamos que siga rodeada de caballos y perros, pajes, monteros y soldados, cuidando halcones y aprendiendo, la muy taimada, trovas francesas, que tal hacía cuando la sorprendí ayer en su cuarto, ¿cómo ha de servir para esposa de un noble compañero y para gobernar un castillo, cual lo he hecho yo en vuestras largas ausencias, con un centenar de hombres de armas y sirvientes á sus órdenes, la mitad de los cuales sólo entienden de holgar y beber cerveza?

Hizo un signo aprobativo la condesa de Monteros, española rancia, devota y un tanto severa. Yo no qué van a inventar ya pronunció reposadamente . He visto en esas tiendas elefantes, lagartos, ranas y sapos, y hasta arañas; en fin, los animalejos más asquerosos en adornos de señoritas.

Estando así, cualquiera procuraba Hacer casas, estancias y hacienda: Y aunque la dulce España deseaba, Y mas el que tenia alguna prenda, El imposible visto, trabajaba Cualquiera, por no haber plaza ni tienda: Por donde todos eran labradores, Monteros, hortelanos, pescadores.

A los coperos 1500. A los monteros despinosa 2000. A los monteros de la guarda de ventura 1500. Al aguadero 300. A gonzalo deslaua portero del consejo 500. A gutier fernandez de alcala en cuenta de 6000 mrs. que la dha. cibdad le mando dar 4000. A los aposentadores e oficiales de la señora reyna 5000.

Unos treinta contenían las perreras y no fué mal concierto de ladridos el que armaron al precipitarse en tropel perdigueros y lebreles, mastines, galgos, sabuesos y podencos, de todos tamaños y colores. Detrás de los monteros y pajes que con sus voces aumentaban la algazara, veíase al noble señor de Morel, que contemplaba sonriente aquel animado cuadro.

El barón de Morel había cenado aquella tarde antes de ponerse el sol, según su costumbre; visitó después las caballerizas, donde sus dos corceles de batalla, Darío y Armorel, descansaban de sus pasadas campañas, en unión de otros buenos caballos y de los palafrenes de las damas, y por último dispuso que los monteros sacasen á los perros y los dejasen correr y retozar en libertad por media hora en las avenidas del castillo.

Este iba al siniestro lado de las andas, montando un caballo casi fabuloso por su hermosura, rareza y por las circunstancias de su ser. No era de casta conocida, sino que en una montería habida años antes por el mismo Mohamad, fué encontrado vagando por los montes de Sohail, siendo necesarios tres días y tres noches y los esfuerzos de doscientos monteros para rendirlo y cautivarlo.

La perdiz acosada se metió en un espeso zarzal: el halcon persiguiéndola se entró tambien en él; pero viendo el rey al cabo de largo rato que su pajaro favorito no parecia, mandó á sus monteros cortar aquella maleza y sacarlo.

Hubo música y asistió un innumerable concurso, siendo de notar que esta funcion no se celebraba como ahora, sino que los toros eran alanceados por los monteros ámanera de una monteria ó caza.

El pastor les sirvió leche acabada de ordeñar, y quedó avisado para decir al conde y á sus monteros que no tardarían en descender. Y continuaron su interrumpida marcha por la senda que serpeaba á la vera del arroyo. La pendiente se hizo muchísimo más agria.