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Actualizado: 15 de mayo de 2025
Y el indio de moda, interesante, gallardo y filosofador, era para los revolucionarios un argumento más contra la tiranía española.
Fuera como fuera, ellas ponían la moda en el pueblo, y por su nobleza y las arrogantes figuras que ostentaban, disponían de los novios efímeros por manadas.
Siempre había sido amable, con cierto aire florido, un tanto pasado de moda; pero en esta ocasión se excedía á sí mismo y todo en él tendía hacia este fin: agradar á aquella niña, de la que quería hacerse amar. No tenía, por otra parte, grandes esfuerzos que hacer; la puerta que pretendía forzar estaba abierta de par en par para él.
Intentaban exhortarla, y al mismo tiempo movían los párpados para repeler sus lágrimas... El cura no estaba menos emocionado. Había asistido á otros reos, pero eran hombres... ¡Ayudar á bien morir á una mujer hermosa, perfumada, centelleante de piedras finas, como si fuese á montar en su automóvil para ir á un té de moda!...
Si triunfa Inglaterra siguió diciendo el piloto , será de moda la libertad. ¿Qué me importa su soberbia, si siempre ha de existir un pueblo soberbio?... Las naciones copiarán seguramente al que gane... Inglaterra, según dicen, es una República que se paga el lujo de un rey para las grandes ceremonias.
Inclinábase el chico a economizar, y tenía una hucha de barro en la cual iba metiendo las monedas de plata y algún centén de oro que le daban sus hermanos cuando venían a Madrid. En la ropa era muy mirado, y gustaba de hacerse trajes baratos y de moda, que cuidaba como a las niñas de sus ojos.
He aquí cómo motiva el origen de la moda del álbum un autor francés, que escribía, como nosotros, un artículo de costumbres acerca de él el año 11, época en que comenzó a hacer furor esta moda en París: «El origen del álbum es noble, santo, majestuoso. San Bruno había fundado en el corazón de los Alpes la cuna de su orden; dábase allí hospitalidad por espacio de tres días a todo viajero.
La moda no era lucir constantemente aderezos de rica pedrería, sino flores; y tal moda no podía ser más barata para padres y maridos, que con medio real de plata salían de compromisos, y aun sacaban alma del purgatorio.
En este sentido y por las razones expuestas, los libros de filosofía no pasarán de moda, y en todas partes, incluso en España, agradarán e interesarán ahora y siempre. Auguramos, pues, buen éxito a la biblioteca del Sr. Rodríguez Serra.
Mujeres del pueblo, tirando de la mano de sus pequeños, seguían al marido, que iba con la capa caída, la gorra ladeada y los ojos brillantes, canturreando todos algún coro de la zarzuela de moda.
Palabra del Dia
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