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Así, cuando la tormenta pasa, el gaucho se queda triste, pensativo, serio, y la sucesión de luz y tinieblas se continúa en su imaginación, del mismo modo que cuando miramos fijamente el sol nos queda por largo tiempo su disco en la retina.

¡Je, je! rió maliciosamente el confesor. No está mal la resolución. Pero nosotros, esas conversiones de última hora con vistas al matrimonio, las miramos con desconfianza: dan siempre malos resultados. El Padre Paulí es viejo y sabe mucho del mundo para que pueda engañarlo un boquirrubio de esos á la moderna.

El brigadier me echó una mirada, como para decirme, si yo comprendia; yo echó otra mirada al brigadier, como si quisiera contestarle que no entendia una jota de aquella rara pantomima, y ambos miramos al conserje, el cual tenia vueltos los ojos hácia la puerta principal, en significacion sin duda de que no queria responder.

Si es lícito abandonarse á conjeturas, diremos de estos adelantos escénicos lo que de los argumentos de La Cueva, cuando nos fijamos en sus groseros efectos, y los miramos como un esqueleto desprovisto de las galas brillantes que lo adornan.

Hubiera sido poco piadoso recordarle los melancólicos acabamientos que nos rodean y que espejan la muerte en cada cosa que miramos. Jamás la hablamos de las despedidas, de las naves que parten y de los corazones ausentes, de las últimas notas de las melodías. Y sobre todo, de ese terrible fantasma del otoño.

Después nos miramos los tres cazadores, como si tácitamente hubiéramos convenido en que era imposible cometer mayores barbaridades que las que acabábamos de cometer, y que solamente por un milagro de Dios habíamos quedado vivos para contarlas.

El que va ganando en este asunto eres .... ¿Sois novios ya? Hasta ahora no tengo noticia.... No le he dicho nada aún.... que no le soy antipático. Nos miramos con buenos ojos; pero de relaciones, nada. Antes de pedírselas he querido consultar con usted, la persona más caracterizada que hoy tengo dentro de la familia en Madrid. Muy bien hecho. Has procedido dignamente.

Diviértese el Océano fabricando en el hueco de una roca océanos en miniatura que no por ser pequeños dejan de estar completos; esto es, un mundo de algunos pies en cuadro. Uno se sienta y contempla. Cuanto más miramos más existencias descubrimos, primero imperceptibles y que luego se destacan.

Nos fijamos con más insistencia en el cuadro que teniamos delante; volvimos los ojos al espectador, y notamos de nuevo que no dejaba de hacer muecas y contorsiones, como encareciendo la excelencia de la pintura. En esto nos miró, y nosotros le miramos tambien, en señal de decirle: «¿que ves en ese cuadro? ¿Qué prodigio es ese

Parece que están viendo venir algo que no acaba de venir. Las que nos miran parece que nos dicen algo cuando las miramos, y que efectivamente nos han de consolar si les pedimos algo. Comprendo el misticismo; lo veo claro... ¡Ay!, si yo me quedara aquí... ¿Por qué no te quedas?... ¡Qué tonto! le dijo la santa con desconsuelo.