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Actualizado: 2 de junio de 2025
El indio, propiamente dicho, puede decirse es desconocido, predominando la raza mezclada de chamorro y americano y de español y chamorro, viéndose muy frecuentemente fisonomías muy acentuadas que recuerdan las invernadas de los norte-americanos, los cuales, no solamente plantaron su raza, sino que también sus usos, costumbres y lengua, tanto que el inglés lo entienden casi todos los chamorros.
Repito que nunca me he dado cuenta exacta de aquella situación de espíritu: fue algo parecido a esa tristeza que les da a los gallegos cuando pasan mucho tiempo fuera de su tierra; pero mezclada, aunque yo no deba decirlo, con cierta bondad de alma que me impulsaba a disculpar y perdonar todo el mal recibido. En fin, que me planté en el pueblo.
Los padres creían entonces que la verdadera y más propia morada de los angelitos es la tierra; y tampoco podían admitir la teoría de que es mucho más lamentable y desastrosa la muerte de los grandes que la de los pequeños. Sentían, mezclada á su dolor, la profundísima lástima que inspira la agonía de un niño, y no comprendían que ninguna pena superase á aquélla que destrozaba sus entrañas.
La vajilla era mezclada, y entre el estaño y barro vidriado descollaba algún talavera legítimo, capaz de volver loco a un coleccionista, de los muchos que ahora se consagran a la arcana ciencia de los pucheros.
Así puede preexistir á la reflexion, y ser en algun modo fruto de la reflexion, segun los varios estados en que se la considera. En cuanto anda mezclada y confusa con las demás ideas, preexiste á la reflexion; pero es fruto de la misma reflexion, en cuanto esta la ha separado y depurado.
Charlando, charlando, apenas sentían el correr de las horas, y cuando del hondo patio salía la sombra lenta, mezclada de un fresquecillo húmedo; cuando la luz solar se dilataba en las alturas y empezaban a clavetear el cielo las pálidas estrellas, D. Francisco, dejando los laboriosos pelos, aparecía frotándose los ojos, y tomaba parte en la conversación.
Y ¡qué felicidad habría sido entonces para Ester poder oir la voz clara y sonora de Perla mezclada al tumulto de otras voces infantiles, y distinguir y reconocer los sonidos que emitiera su adorado tesoro entre la mezcla confusa de la gritería de un grupo de niños juguetones! Pero semejante dicha le estaba vedada. Perla, desde que nació, era una proscripta del mundo infantil.
No obstante el parecido con su antipático papá, era el chiquillo guapísimo, con tal expresión de inteligencia en aquella cara, que se quedaba uno embobado mirándole; con tales encantos en su persona y carácter, y rasgos de conducta tan superiores á su edad, que verle, hablarle y quererle vivamente, era todo uno. ¡Y qué hechicera gravedad la suya, no incompatible con la inquietud propia de la infancia! ¡Que gracia mezclada de no sé qué aplomo inexplicable á sus años! ¡Qué rayo divino en sus ojos algunas veces, y otras qué misteriosa y dulce tristeza!
La poesía, pues, en su más elevada acepción, así como la virtud en su acepción más elevada, tiene sólo la recompensa en ella misma, en la creación de lo ideal, en la fijación y depuración de la belleza, que aparece escasa, mezclada con elementos extraños y fugitiva en el mundo, y a quien el poeta aparta y sustrae de lo feo, y da una vida inmortal, a fin de que gocen de ella las pocas almas que por su propia hermosura son capaces de comprenderla.
Cristeta recibió el presente por la tarde, antes de ir al teatro, y abrió la caja con alegría infantil mezclada de sorpresa, como Margarita debió de abrir el estuche de las joyas. En uno de los casilleros destinados al hilo había una tarjeta de don Juan, y bajo su nombre estas palabras escritas con lápiz: «B. L. P. a su amiga la señorita de Moreruela y le envía ese humilde recuerdo».
Palabra del Dia
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