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Actualizado: 14 de noviembre de 2025


De esto se puede hablar aquí, porque donde hacen los jarros, hacen los cubiertos; y el metal, lo mismo tienen que hervirlo, y mezclarlo, y enfriarlo, y aplastarlo en láminas para hacer un jarrón que para hacer una cuchara de .

Esto era fácil, , muy fácil; lo terrible era el pico de aquella suma. ¿Por qué se escapaban las cifras, huyendo y desapareciendo en menudas partículas del metal líquido por los intersticios del tul del pensamiento? Era preciso pensar fuerte y espesar la tela, para coger aquellas 233.412 pesetas, con sus graciosas crías los 75 céntimos.

Siempre, naturalmente, que los millones no se quedaran todos en algunos bolsillos particulares... Hay muy poco dinero en España. Poco y malo. El primer tendero a quien le doy un duro lo coge y lo arroja diferentes veces sobre el mostrador con una violencia terrible. Yo hago votos para que, si no es de plata, sea, por lo menos, de un metal muy sólido, porque, si no, el tendero me lo romperá.

Porque si D. Félix amaba apasionadamente sus tierras, no amaba con menos pasión el oro. Bastante de este precioso metal tenía escondido dentro de las paredes del desván y en los ángulos oscuros de sus vigas. También le preocupaba en aquel instante Flora que debía partir por la mañana para Lorío.

Muchas veces se había detenido el marino ante su puerta, pero seguía adelante, desorientado por las chapas de metal que anunciaban las oficinas y escritorios instalados en sus diversos pisos. Vió un patio de arcadas, pavimentado con grandes losas, al que daban los balcones ventrudos en los cuatro lados interiores del palacio.

Estos, curtidos y bronceados, pasan, al estado de metal: rico color que de ningún modo es un accidente de la epidermis, sino una inhibición profunda de sol y de vida.

Porque sus colas eran semejantes a serpientes que tienen cabezas, y por ellas dañan. 20 Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, no se enmendaron de las obras de sus manos, para que no adorasen a los demonios, y a las imágenes de oro, y de plata, y de metal, y de piedra, y de madera; las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar.

Únicamente el calor espeso, pegajoso, húmedo, con su perfume picante de hulla, denunciaba la presencia del gran misterio de los tiempos modernos: la engendración del movimiento en el seno del metal. Isidro se maravillaba de la sencillez con que estas máquinas gigantescas cumplían su función.

Con la abstraccion he borrado el límite que separaba el oro de los demás metales, y me he formado una idea que se extiende á todos, que no especifica ni excluye ninguno. Si de la idea de metal, abstraigo lo que le constituye metal, y me atengo únicamente á lo que le constituye mineral, he borrado otro límite, y la idea es mas general todavía.

Entrole entonces una de aquellas rabietinas que de tarde en tarde turbaban la placidez de su alma, y sus ojos, iluminados por aquel rencorcillo, querían interpretar en el rostro inocente del niño las aborrecidas y culpables bellezas de la madre. Habló, y su metal de voz había cambiado completamente.

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