Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 25 de junio de 2025
Ordinariamente, el viejo Alain la sigue á alguna distancia; otras veces no lleva más compañero que el enorme y fiel Mervyn, que alarga el paso al lado de su bella ama, como un oso pensativo. Con este tren se va á correr por todo el país vecino aventuras de caridad.
Agotados los recuerdos de la relatora, la señorita Margarita la abrazó, y despertando á Mervyn, que dormía á sus pies, anunció que se volvía al castillo. No tuve escrúpulo alguno en partir al mismo tiempo que ella, convencido de que no podía causarle molestia. Porque en efecto, aparte de la extrema insignificancia de mi persona y de mi compañía, á los ojos de la rica heredera, el tête-
Durante la comida, á la cual asistía el señor de Bevallan, habló de nuestra excursión; como para quitarle todo misterio, lanzó de pasada algunas zumbas á propósito de los amantes de la Naturaleza, y terminó contando la mal aventura de Mervyn, pero suprimió de este último episodio toda la parte que me concernía.
Mervyn ganó después orgullosamente la ribera, donde la señorita Margarita golpeaba sus manos. Este encantador ejercicio se renovó muchas veces con igual éxito. Era la sexta vez que se repetía, cuando sucedió, sea que el perro partiese demasiado tarde, ó que el pañuelo fuera lanzado demasiado pronto, que Mervyn no llegó á tiempo.
Volvimos á ganar á través del enmarañado soto, el sendero trazado en el bosque y descendimos hacia el río. Antes de marcharme dijo la joven quiero mostrarle la catarata, tanto más, cuanto que á mi turno pienso proporcionarme una pequeña diversión. ¡Ven, Mervyn! ¡Ven, noble perro mío! ¡Qué bello eres, eh! Muy luego nos hallamos en el ribazo frente á los arrecifes, que bordean el lecho del río.
Habiendo la señorita Helouin y la señora Aubry manifestado un vivo deseo de ver renovarse las tan ponderadas hazañas de Mervyn, la joven llamó al terranova y lanzó como el día anterior su pañuelo á la corriente del río, pero á esta señal el valiente Mervyn, en lugar de precipitarse al lago, tomó la carrera á lo largo de la ribera yendo y viniendo, con aire diligente, ladrando con furor, agitando la cola, dando en fin, mil pruebas de un poderoso interés, pero al mismo tiempo de una excelente memoria.
Pero en nombre del cielo, ¿qué es lo que ama usted entonces? A esta interrogación, que le dirigí en el tono de una amable jovialidad, la señorita Margarita se volvió á mí bruscamente, me lanzó una mirada altiva, y respondió secamente: Amo á mi perro. ¡Aquí, Mervyn!
Palabra del Dia
Otros Mirando