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Actualizado: 8 de julio de 2025
Juana la Larga, que era muy golosa y muy aficionada a que la obsequiasen, aceptó el presente con gratitud y complacencia; pero como no era larga solamente de cuerpo, sino que lo era también de previsión, y, si vale decirlo así, de olfato mental, al punto olió y caló la intenciones que don Paco traía y sobre las cuales había ya sospechado algo.
«¿Quién es ése? le preguntó Mariano. Un tipo, un mequetrefe repuso ella sin mirar a su hermano, señales claras por donde manifestaba estar aún dentro de la esfera de atracción del pensamiento que la dominaba. Dame más turrón, marquesa exclamó el muchacho. ¿Por qué me llamas así? preguntó Isidora bruscamente, despertando de su mental sueño. ¿Es apodo? ¡Puño!... ¿Y por qué te pone motes ese gatera?
»No es para descrita, por su complicación y colorido de pesadilla, mi batalla mental; pero merece apuntarse el hecho de que cuando las primeras claridades del alba vinieron a orientarme en el antro y a desvanecer las últimas visiones de mi enardecida fantasía, sobre el montón de ruinas a que en ella habían quedado reducidos los abigarrados ejércitos de fantasmas, comencé yo a levantar los cimientos de otro plan que pensaba poner en obra muy en breve.
Al mismo tiempo, una mueca violenta que reflejaba su enorme esfuerzo mental hizo bailotear un poco las dos filas de sus dientes, igualmente escandalosos por su blancura. ¿Pirovani?... ¡Ah, sí! Aquel italiano que vivía en Río Negro y al que robó Moreno... No sé; creo que nunca volvimos á hablar de su hija.
El resultado fue que llegó a creerse elegido por Dios para continuar la tradición de las glorias inolvidables. Suprimió de su campo mental lo mediano, lo prolijo, lo paciente.
Muchos años después de publicadas las líneas arriba citadas, que aparecen en sus "Cuentos dos veces referidos," el castigo especial aludido en ellas vino á transformarse, merced á una completa elaboración mental, en el argumento de La Letra Escarlata.
En los periódicos se habían publicado artículos acerca de él; unos de burla, otros en serio, sosteniendo la tesis de que constituía un fenómeno mental, un caso de estudio, invitando al director del Hospital-manicomio a que hiciese con él experiencias científicas, y proponiendo que cuando muriese no se le enterrase sin antes haberle sacado el cerebro, a fin de analizarlo.
Es algo monstruoso; lo que llamamos un macrocéfalo, es decir, que tiene la cabeza muy grande, deforme. ¡Misterios de la herencia fisiológica! Su madre me pregunta si toda aquella gran testa estará llena de talento. Yo le digo que su delirante ambición y su vicio mental le darán una descendencia de cabezudos raquíticos... El chico es gracioso y de una precocidad alarmante...
Bien veía o creía ver algunas veces cierta disparidad entre lo que sentía y lo que le rodeaba; pero no se paraba a aquilatar las cosas muy despacio, embebecida su inteligencia en las novedades que a su entendimiento se ofrecían. La transición de las costumbres campesinas al refinamiento mental de su presente vida, era demasiado inopinada y brusca para que dejara de parar mientes en ella.
En ese estado de excitación mental y con su espíritu en ese plano intelectual y moral, se encontraba constantemente. Como hombre que se halla obsedido por una idea, como acabo de decir, realmente triste, la de lanzar a sus hermanos a la guerra, le era imposible la risa ruidosa y la franca alegría. Todo eso fue realmente obra suya.
Palabra del Dia
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