Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 11 de mayo de 2025


De todos estos interesantes pormenores, daban cuenta al público El Faro y El Joven Sarriense, unas veces directamente, otras por medio de los famosos cuentos orientales ya mencionados. Desde el ayuntamiento, don Mateo se fué al local de la Academia, donde le aguardaba el señor Anselmo, y le ordenó prudentemente que no saliese con la banda aquella tarde.

Y en el friso del ventanal se leían estas palabras del evangelio de San Mateo, escritas con caracteres góticos: Y les dice: Escrito está. Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros cueva de ladrones la habéis hecho.

Mateo Mantoux, con razón llamado Poca Suerte, no podía saber que el veneno mata de una vez a las gentes, o no les hace nada. Creía que aquellos miligramos de ácido arsenioso ingeridos diariamente se unían en el cuerpo hasta formar gramos; y es que no contaba con el trabajo infatigable de la naturaleza que repara incesantemente todos los desórdenes interiores.

El estado de la enferma mejoraba con una rapidez increíble, gracias a la discreta colaboración de Mateo Mantoux. Un desconocido que hubiese estado por primera vez en la villa Dandolo no habría sospechado que allí hubiese una tísica. A fines de agosto, Germana estaba fresca como una rosa y redonda como una fruta.

Si quieren ir que vayan; pero ya saben a qué atenerse. Fué imposible hacerle variar de resolución. Don Mateo rogó primero, se enfureció después, y con el derecho que le daban sus años y las nobles intenciones que siempre le animaban, y de las cuales nadie dudaba en la villa, dijo cuatro frescas a Maza y a los dos concejales que allí estaban presentes. Ni el bilioso alcalde ni éstos se enojaron.

D. Rodrigo de Mur, señor de la Pinilla, acompañado de un criado y de un fraile vizcaíno, de nombre Mateo de Aguirre, aparecieron en París, despachados por D. Juan de Idiáquez con expreso fin de matar al ex-Secretario de D. Felipe.

Basilio se sonrió y se encogió de hombros. El cochero volvió á suspirar. Los indios de los campos conservan una leyenda de que su rey, aprisionado y encadenado en la cueva de San Mateo, vendrá un día á libertarles de la opresion. Cada cien años rompe una de sus cadenas, y y ya tiene las manos y el pié izquierdo libres; solo le queda el derecho.

«En la Pascua Florida, que agora pasó, porque un hombre que te trujo unos jamones pidió dos reales por la traída, embistió con él y le dió de bofetadas á mano abierta y de empellones y coces en el Oficio de Mateo de Sisa

Justamente a la noche siguiente apareció en la tertulia el conde. ¿Cómo? ¿Usted por aquí? ¿Ha regresado ya de la Granja? le preguntó D. Pedro, clavándole una mirada penetrante. Definitivamente, no. Tengo el coche abajo, y me vuelvo a dormir. Se aburre usted allí, ¿verdad? le preguntó D. Cristóbal Mateo. Por el día no.

Ella misma leía las oraciones en latín. Los domésticos griegos se asociaban devotamente a la plegaria común, a pesar del cisma que divide a los cristianos de Occidente. Mateo Mantoux se arrodillaba en un rincón, desde el cual podía ver sin ser visto, y desde allí trataba de leer en la cara de Germana los estragos del arsénico.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando