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Actualizado: 9 de junio de 2025


Por la parte de poniente salieron cuatro Capitanes italianos á caballo haciendo lo mismo que los primeros, y mataron algunos turcos y trajeron á uno vivo. Estos dos solos se prendieron en todo el tiempo que duró el asedio. Este último dió aviso cómo los enemigos tenían desino de tomar las galeras.

Así empezó la cólera de Aquiles, que es lo que cuenta la Ilíada, desde que se enojó en esa disputa, hasta que el corazón se le enfureció cuando los troyanos le mataron a su amigo Patroc quemándoles los barcos a los griegos y los tenía casi vencidos.

El Virrey le recibió alegremente, agradeciendo al jeque y á los de la isla la voluntad que mostraban al servicio de S. M., y ansí él les ofrescía hacerles todo buen tratamiento, que en el castillo tratarían lo que cumplía á todos. El viejo era hombre de bien: se partió muy contento; pero el que venía con él no era todo bueno; pero bien lo pagó, que lo mataron otro día en la escaramuza.

Media hora después, una de las criadas de Beatriz veía entrar en el patio de la casa al nieto de don Íñigo trayendo en una mano una ancha espada toda roja de sangre y en la otra la cabeza del perro. ¡Válame Dios y Santa Quiteria; ya le mataron! exclamó la mujer. Luego, mirando atentamente el sangriento despojo, agregó: ¡Pobre Cerbero, y cómo me echaba las manos al pecho para lamerme en el rostro!

El más hermoso de los frutos era el que ellos se ofrecían, y cuando uno cometía una falta, su madre tenía que castigar a los dos, porque el uno no quería acusar al otro. Más tarde se enamoraron de la misma mujer, y la mataron para que no perteneciese a ninguno de los dos. Eran españoles, perdonadles.

Al mismo tiempo Cotaga se echó sobre el Padre para que no tuviese lugar de defenderse; y el otro con un recio golpe le partió por medio la cabeza, y viéndole aún palpitar, le descargó con más furia el segundo; luego los otros traidores acometieron á los neófitos, y en poco tiempo les dieron cruel muerte; y á un indio llamado Francisco Guarayo, que ayudaba á misa al Padre, le mataron á lanzadas.

39 Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron. 40 Pues cuando viniere el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores? 41 Le dicen: a los malos destruirá sin misericordia, y su viña dará a renta a otros labradores, que le paguen el fruto a sus tiempos.

23 Sus ganados, y su hacienda y todas sus bestias, serán nuestras; solamente convengamos con ellos, y habitarán con nosotros. 25 Y sucedió que al tercer día, cuando sentían ellos el mayor dolor, los dos hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada, y vinieron contra la ciudad animosamente, y mataron a todo varón.

Porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, 30 y decís: Si estuviéramos en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus compañeros en la sangre de los profetas. 31 Así que, testimonio dais a vosotros mismos, que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas. 32 ¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres!

Y se quedó dormida con ellas, y con ellas, Que se reían bajo la luz de las estrellas, Lámparas de oro puestas en el celaje cónico, Flora, a la luz del alba amaneció abrasada, Completa y dulcemente, de muerte perfumada. ¡Las flores la mataron con su ácido carbónico! Y Dios cogió una vara de estrellas encendidas Para prenderle fuego al cráter del volcán.

Palabra del Dia

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