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Actualizado: 9 de junio de 2025


En un arrabal sorprendieron los vecinos á dos individuos que enterraban armas debajo de una casa de tabla. Alborotóse el barrio; los habitantes quisieron perseguir á los desconocidos para matarlos y entregarlos á las autoridades, pero un vecino les calmó diciéndoles que bastaba con presentar al tribunal el cuerpo del delito.

31 A éste Dios ha ensalzado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y remisión de pecados. 32 Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen. 33 Ellos, oyendo esto, regañaban, y consultaban matarlos.

Dios había hablado a Moisés entre relámpagos y truenos, cuando no se conocían aún los derechos del hombre y los deberes del padre, que tenía hijos y esposas, esclavos, asnos, bueyes y cabras para explotarios, matarlos o venderlos; había hablado como un patriarca judío, como el rey del egoísmo, estableciendo, en primer término, la obligación de amarlo a él sobre todas las cosas del mundo, que todavía deben ser abandonadas por los que quieran servirlo en toda regla, la más gravosa de todas las cargas que han pesado sobre la conciencia del hombre, el deber humano que ha producido más palos, tormentos y matanzas, más lágrimas y sufrimientos, más miseria y más imbecilidad consuetudinaria.

El primer contraste que tuvieron fué la perfidia de los Payaguás, que entreteniéndolos con buenas palabras y con muestras de tener ardientes deseos de ser cristianos, intentaron sorprenderlos á traición, quitarles las vidas, así á ellos como á los indios cristianos que los conducían, y pegando fuego al barco, robar y aprovecharse de la clavazón de hierro; mas frustrado su impío designio por aviso secreto de algunos menos inhumanos que había entre ellos; y sin embargo, tuvo osadía para salir al descubierto contra ellos en sus ligerísimas canoas un cuerpo de doscientos indios, que, como más abajo veremos, lograron al fin cogerlos desprevenidos y matarlos á traición.

Después de la ruda prueba sufrida por los ricos, viendo pasar el desfile amenazante, temían éstos un reculón de la fiera, arrepentida de su magnanimidad, y todas las puertas se cerraban. Un grupo numeroso se dirigió al teatro. Allí estaban los ricos, los burgueses. Había que matarlos a todos: un drama de verdad.

23 Y los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir, para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado a los del monte de Seir, cada cual ayudó a su compañero a matarse. 26 Y al cuarto día se juntaron en el valle de Beraca ([de la bendición]); porque allí bendijeron al SE

He salvado la vida á más de veinte personas, los hombres más esclarecidos de España. Iban á ser villanamente asesinados esta noche. ¡Jesús! exclamó Pascuala, llevándose las manos á la cabeza. ¡Qué me alegro de que mi Pascual no hubiera salido! Si sale, me lo asesinan. Una infernal maquinación estaba preparada para matarlos en un sitio en que estaban reunidos.

Enganchó al caballo, puso el yugo al buey, persuadió á la vaca de que debía permanecer quieta en un establo y dejarse ordeñar resignadamente; también logró convencer á la gallina y al cerdo de que les convenía vivir cerca del hombre, para que éste pudiera matarlos cómodamente cada vez que le apeteciese alimentarse con sus despojos.

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