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Actualizado: 19 de junio de 2025


Combatenle fuegos dos, El uno humano y visible, El otro santo invisible, Que es luego de amor de Dios. Yo no á qual mas debia, Puesto que á los dos pagaba, Al que el cuerpo le abrasaba, O al que el alma le encendia. Los que estaban á mirarle, La ira ansi se les previerte, Que mueren por darle muerte, Y entretienense en matarle.

2 Y vinieron a él el príncipe de los sacerdotes y los principales de los judíos contra Pablo; y le rogaron, 3 pidiendo gracia contra él, que le hiciese traer a Jerusalén, poniendo ellos asechanzas para matarle en el camino. 4 Pero Festo respondió, que Pablo estaba guardado en Cesarea, adonde él mismo partiría presto.

Está la noche muy obscura dijo la dama cubriéndose de nuevo. ¿Y no tendréis compasión de ...? Escuchadme y servidme. Os serviré. Desde aquí voy á seguir sola. ¡Sola! . Allí, junto aquella puerta, hay un hombre parado. Es necesario que ese hombre no pueda seguirme. No os seguirá. Evitad matarle, si podéis. Con que le entretengáis un breve espacio estaré en salvo.

No; el cordero rabioso no era el que había venido a la torre del Pirata a matarle. Sus escandalosas vociferaciones bastaban para demostrarlo. El señor pasó tranquilamente la primera parte de la noche. Luego de cenar, cuando se fue el hermano de Margalida con la triste certeza de que su padre no desistía de llevarlo al Seminario, Jaime cerró la puerta, colocando tras ella la mesa y las sillas.

Aterrorizaba doña Inés, sacó la cabeza fuera del ventanuco y empezó a gritar; pero nadie podía oírla, y menos aún don Andrés, que no estaba para oír ni ver cosa alguna. Juanita le apretaba el cuello con ambas manos, haciéndole sacar tres pulgadas de lengua fuera de la boca, como perro jadeante. Harto le pesaba tener que matarle.

El inocente animal, que sólo estaba herido en una pierna, corrió a esconderse en la maleza. Tal fué la indignación del magnate que, montando la escopeta, hizo fuego sobre el perro; mas éste, viendo la actitud agresiva del cazador, se había alejado rápidamente y no le tocó un solo perdigón. El Duque, encolerizado, furioso, le siguió para matarle, pero no logró darle alcance.

Son Momaren y Golbasto los que desean su exterminio, y ya que no han podido lograr que el gobierno favoreciese sus deseos, se valen de esta chusma que rodea á usted. Siguió hablando Ra-Ra, y algunas de sus revelaciones vinieron á corroborar las que le había hecho el profesor. Al principio, estos dos personajes proyectaron matarle á usted por medio de una inyección venenosa.

Advertido esto muchas veces por el P. Lucas, y coligiendo lo que sería toda la nación, por lo que veía en aquel sólo, determinó emprender su conversión. Pasa el venerable P. Lucas á los Manacicas, quieren matarle los indios Sibacás y el cielo toma por él venganza.

Hay entre esos hombres que viven junto á usted una docena que son los peores y proyectan matarle, no sabemos por orden de quién. Gillespie buscó con su vista los grupos que estaban poco antes en la orilla del mar, y no vió á ninguno. Se habían deslizado hacia el sitio donde hervía el caldero sobre las llamas de una hoguera, para repartirse su contenido, devorándolo.

No, yo no puedo olvidar lo uno, ni sufrir pacientemente lo otro. Odio á Lerma, y he conspirado, conspiro y conspiraré contra él. Mi conspiración ha estado á punto de costarme la honra, y todavía puede costarme la vida. ¡Ah, señora! ¿Se atrevería ese hombre? A todo, á todo por sostener su soberbia; pero el misterio consiste en si me matará él á , ó en si yo le mataré á él. ¡Matarle!

Palabra del Dia

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