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Actualizado: 23 de julio de 2025
En fin, un día juntos, como solían, los más en casa de una mujer vieja, que era como su Profetiza, llamada Margarita Martí, viuda de Miguel Tarongí, dicho de la Volta, tomaron resolución de hacer la fuga con sus mujeres en la primera ocasión que se ofreciera, aunque fuese con riesgo de perderse.
Más de diez veces les habló Martí a fuerzas cubanas en guerra y siempre les dejó la mente en alto y el alma contenta. ¡Todavía viven algunos de los que oyeron a caballo y con la mano a la cintura su elocuencia arrebatadora: todavía viven algunos de los que le vieron sin cansancio y sin fatiga andando con el rifle al hombro por las montañas agrias, por los pedregales ásperos, por los ríos creídos, por las ciénegas espantables.
En las casas más pobres había uno o más retratos de Martí. No se contentaban generalmente con tener uno solo. Si lo tenían pequeño buscaban uno más grande y conservaban el pequeño para trasladarlo a otra habitación. Si lo tenían de busto, querían tenerlo también de cuerpo entero. Si lo tenían a él solo, querían otro en que Martí estuviese fotografiado en compañía de algún amigo.
A esa carta contestó Martí con otra que es como un blando arroyo de aguas puras que llevara en su corriente la hoja de una espada. Refiriéndose a los ataques personales que se le hicieron escribió: «Y ahora señor Collazo, ¿qué le diré de mi persona? Si mi vida me defiende nada puedo alegar que me ampare más que ella. Y si mi vida me acusa, nada podré decir que la abone. Defiéndame mi vida.
Viviendo así se lo encontró, cuando fue deportado a España por los sucesos del 27 de noviembre de 1871, Fermín Valdés Domínguez, su amigo, o más bien, su hermano. Y como Valdés Domínguez llevaba en la bolsa, oro bastante, se instalaron juntos en amplias habitaciones, bien situadas. Y Martí comenzó una nueva existencia.
Margarita Martí, viuda de Miguel Terongí, de la volta, de oficio que fue botiguero; difunta, natural y vecina de esta Ciudad, reconciliada, judaizante relapsa, salió en estátua con insignias de relajada; leyósele su sentencia con méritos y condenada su memoria y fama, fue relajada al brazo seglar, con confiscación de bienes por hereje, apóstata, judaizante, relapsa, convicta, impenitente y confesa.
Jerónimo Cortés, soltero, hijo de Gabriel Cortés de Agustín, alias cap alt y de Jerónima Martí difunta; de oficio botiguero, natural y vecino de esta Ciudad, de edad de treinta y un años, reconciliado y preso segunda vez.
Catalina Terongí, alias la Tia Grosa, viuda de Ramón Martí, botiguero de oficio, natural y vecina de esta Ciudad, de setenta y dos años de edad, reconciliada y presa segunda vez por judaizante.
Señoras y señores: o mis buenos amigos y buenos compañeros, Jesús Castellanos y Max Henríquez Ureña, entusiastas organizadores de estas hermosas lides del pensamiento, me hicieron el honor de invitarme para que consumiera un turno en ellas, consulté la mente, y no hallé tema que me subyugara: consulté luego el corazón, y hallé, José Martí.
Leonor Martí, viuda de Rafael Jerónimo Cortés, botiguero que fue de oficio; natural y vecina de esta Ciudad, de edad de setenta y dos años, reconciliada y presa segunda vez por judaizante relapsa; murió en las cárceles; salió al Auto en estátua y una caja de sus huesos, con insignias de relajada; leyósele su sentencia con méritos; fue relajada a la Justicia seglar con sus huesos y confiscación de bienes, por hereje, apóstata, judaizante, relapsa, convicta y confesa.
Palabra del Dia
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