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Actualizado: 5 de mayo de 2025


¡Oh! ¡de eso esté usted bien segura, señorita! Después de los besos de ordenanza, las señoritas de Alvarez y de Chalvin, que acompañaban a miss Nicholson, preguntaron con insistencia a la de La Treillade si se había ya fijado la época del casamiento. respondió Mariana , se ha decidido que se efectúe el 5 de enero, así como a manera de aguinaldos para ... o, mejor dicho, para mi marido...

Aquí Mariana bajó la voz para responder, y pareció como que explicaba algún trascendental misterio a su amiga, quien enrojeció ligeramente. Ahora me explico manifestó ésta con aire pensativo por qué el señor de Laubécourt tiene un aspecto de tanta tristeza. ¡Si no fuera más que tristeza!... pero es que casi todas las noches, en su cuarto, pasa con su mujer escenas terribles.

¿Y qué más? interrogó Mariana con una sonrisa indiferente y burlona que no dejó de desconcertar a su marido. ¿Y qué más?... pues es muy sencillo... he querido deciros que podéis contar con mis más sinceros sentimientos... pero que no debéis de esperar esas ternezas... es decir, las costumbres de uso en un matrimonio de aldea.

D. Nicolás Antonio y La Huerta dicen que lo fué la villa de San Esteban de Gormaz, en Castilla la Vieja, y Montalbán, en su Para todos, que Madrid; pero el editor de Los hijos ilustres de Madrid, ha demostrado que ambas afirmaciones son falsas, porque consta de documentos existentes que D. Francisco de Rojas Zorrilla nació en Toledo, y que fué hijo del alférez D. Francisco Pérez de Rojas y de Doña Mariana de Besga Ceballos.

Después de tan corta ausencia, le sería fácil hacer pasar, la cosa como una simple broma. Ya en su casa, entró sonriendo en el gabinete donde había quedado su mujer; las lámparas ardían todavía, pero Mariana no estaba; después de haberla llamado con discreción, penetró en el dormitorio débilmente alumbrado, mas vio sorprendido que no había nadie; subió corriendo a las habitaciones de miss Brown.

Viniendo de la iglesia una mañana, Que habia sacrificio celebrado, Una comadre mia, Mariana, De su pequeña choza me ha llamado, En una isla antes la tirana Le habia

A tampoco me contraría, señorita, se lo aseguro a usted. Este chispeante diálogo, que parecía hacer las delicias de la candorosa institutriz, en aquellos lugares presente, fue interrumpido por la súbita y bulliciosa irrupción de dos o tres jóvenes amigas que invadieron el saloncito de Mariana.

Nos encontramos ahora en París, bulevar Malesherbes, en casa de la madre de Mariana de La Treillade, o, mejor dicho, de Mariana misma, quien tiene sus amiguitas personales a quienes recibe con entera independencia para charlar, según vocablo de su predilecta devoción.

El Cantar de los cantares es un admirable libro simbólico, me dijo. ¿Y no has leído más? ; , señor, los sermonarios de Bossuet y de Fenelón. ¿Y nada profano? ; , señor, la historia universal de Anquetil, el Telémaco, el padre Mariana y las poesías de nuestros clásicos. ¿Y novelas?

Ni el Puerto Pico, ó Sierra Mariana, Ni Teide, ò Potosí, ni el Atumare, Ni el volcan de Arequipa, ni Lupana, Ni el alto monte ó sierra de Lambare, Ni Villuerca, ni Sierra Verzocana, Se puede ya hallar que se compare A los montes y sierras que formaba En alta mar el viento que bramaba.

Palabra del Dia

bagani

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