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Propúsole entonces Celestino Reguera comprar un marco antiguo, de plata cincelada, que procedente de cierta casa ducal muy conocida, estaba de venta en la Exposición de arte retrospectivo. Currita se dio una palmada en la frente. ¡Tonta de ! dijo . Si no se necesita; si tengo yo aquí mismo, en casa, al alcance de la mano, algo mejor y mas rico que cuanto pudieran ofrecerme.

Y envió su equipaje al albergo Paternope, en la antigua ribera de Santa Lucía, el mismo que le había designado Freya. Dar suelta á un billete de cinco liras, como avanzada de varias preguntas, fué lo primero que hizo Ferragut al instalarse en una pieza alta, viendo el redondel azul del golfo encuadrado por el marco de un balcón.

Al entrar en su camarote, después de media noche, sus ojos tropezaron con la imagen de Teri erguida sobre el tocador en el encierro de un marco dorado. ¡Pobre Teri! Por primera vez en todo el día pensaba en ella, sólo en ella, sin poner su recuerdo en parangón con la imagen real de otras mujeres.

Y esas ondas, que siempre arrebatan ó cautivan, van á detenerse en el marco pintoresco de las riberas y colinas del canton de Vaud, ondas terrestres de luciente verdura. El lago de Ginebra ó Leman es, sin disputa, el mas hermoso y útil de los que contiene Suiza, rivalizado apénas por el de Constanza bajo el punto de vista comercial.

Doña María se levantó, y a la luz del expirante crepúsculo tentó su camino hasta la abierta ventana; allí permaneció en pie, apoyada contra el marco, con los ojos fijos en los últimos rosados matices del crepúsculo. Quedaba todavía algo de aquella luz en su pura y tersa frente, en su níveo cuello, con sus finas manos entrelazadas; pero todo desapareció lentamente.

EL GRUESO ROMANO. ¡Tiene un talento este Escipión!... He aquí cuál es mi plan: avancemos todos a una, ocultándonos uno tras otro y sin apresurarnos. Si no hemos tenido miedo de los maridos... EL GRUESO ROMANO. ¡Lo de menos son los maridos! ¡Silencio! Nos están oyendo. ¡Este diablo de Marco Antonio, con su manera de gritar!... Además, ¿por qué hablar de los maridos y molestar a las pobres mujeres?

Los nadadores lanzaron sus últimos gritos: «Caballero, un marco. Eche un marco, caballero, que va el vapor».

Compraba las mejores efigies que de ellas encontraba, y después de ponerles un rico marco, las colgaba de las paredes de su cuarto. Para hacerlo hubo necesidad de descolgar a Malec-Kadel y a otros varios guerreros de la Edad Media que las tenían invadidas.

Tanto monta no exîstir, replicó el filósofo de Sirio. ¿Y , amigo, le dixo á un leibniziano que allí estaba, qué dices? ¿qué es tu alma? Un puntero de relox, dixo el leibniziano, que señala las horas miéntras las toca mi cuerpo; ó bien, si os parece, el alma las toca miéntras el cuerpo las señala; ó mi alma es el espejo del universo, y mi cuerpo el marco del espejo: todo esto es claro.

Había aportado a grandes y fértiles islas, y poco más allá casi daba por seguro que debían de estar Cipango y otros países visitados por Marco Polo. Se jactó también Colón de haber descubierto extensa costa al parecer de un gran continente, y supuso que aquello era el extremo oriental del Asia, y que más al Norte estaba el Catay, y la India más al Mediodía.