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Actualizado: 10 de mayo de 2025


De esa misma indolencia y ese perpetuo reposo, nacen sin duda alguna el sin número de abusiones, ó sean supersticiones de que está llena la tayabense, y de las que nos ocuparemos en los capítulos siguientes, en los que trataremos de describir lo mejor posible al indio y sus costumbres. Costumbres. Poesía popular indígena. La tradición y el manuscrito.

Los públicos azotes los sufrió el hermano Juan de Jesús María el 12 de Diciembre, en que paseó las calles de Sevilla, de muy distinta manera que en otro tiempo lo había hecho, y todas estas noticias constan en el antiguo manuscrito que existe en la Biblioteca Colombina de sucesos sevillanos.

Voy a contarla dijo sordamente aquél desde el fondo de su embozo, y crean ustedes que no es plato de gusto contar estas niñerías... Pero se trata de una chica a quien todos queremos y cuanto a ella se refiere debe interesarnos. Hará cosa de tres años se presentó al director de este teatro un joven elegantemente vestido, con el manuscrito de un drama bajo el brazo.

En un manuscrito, perteneciente á D. Pascual Gayangos, obra de un morisco del tiempo de Felipe III, y que contiene reflexiones morales interpoladas con narraciones, se habla en una de éstas de la representación de dicha comedia, á la cual asistió el autor.

La autoridad que hemos seguido principalmente, esto es, un manuscrito de fecha muy antigua, redactado en vista del testimonio verbal de varias personas, algunas de las cuales habían conocido á Ester Prynne, mientras otras habían oído su historia de los labios de testigos presenciales, confirma plenamente la opinión adoptada en las páginas que preceden.

El manuscrito volvía a comenzar después, con otra tinta y hasta con letra algo modificada: »Hoy partimos. Hace seis meses que no escribo. ¡Cuántas cosas en este tiempo! No importa que nada haya escrito en estas páginas: todo está aquí, en la memoria, en el corazón. Luis ha llorado, papá trataba de mostrarse fuerte, pero no lograba contener su emoción.

En fin, que el manuscrito fue ganando por momentos terreno en el corazón de nuestra simpática amiga, y que el joven se despidió de ella, embargado por la emoción, hasta el día siguiente. Al día siguiente Clotilde se presentó al empresario y le arrancó, mediante la amenaza de rescindir el contrato, la promesa de llevar a la escena lo más pronto posible el drama de Inocencio.

El erudito don Diego Ignacio de Góngora consigna el caso brevemente en un manuscrito, y de él se viene en conocimiento de que el hijo del carnicero, favorecido por las sombras de la noche, penetró en la iglesia de San Roque con los más perversos instintos.

Buscó, pues, el manuscrito, le halló, y considerando que las dos únicas personas capaces de entender en el lugar aquello que él llamaba una monserga eran D. Anselmo y doña Luz, y que D. Anselmo por ser impío no apreciaría tan bien la monserga como doña Luz, que era creyente, no titubeó en llevar el manuscrito a doña Luz, sin abrir siquiera sus páginas, porque le estorbaba lo negro, como no fuesen cuentas en que él saliera ganando y con alcances a su favor.

De la certeza de este hecho atestigua un contemporáneo de él tan puntual y autorizado como D. Francisco Ariño, que lo relata en su obra Sucesos de Sevilla, cuyo manuscrito original existe en la Biblioteca Colombina y fué publicado hace años por los Bibliófilos Andaluces.

Palabra del Dia

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