Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 21 de junio de 2025
Y no sólo las tertulianas, pero también sus amigas y conocidas me mandaban los abanicos, ora por mediación, ora directamente con un billetito recomendándose a mi galantería y poniendo por las nubes mis dotes poéticas. Pero tantas había repetido estos o parecidos conceptos, que para hallar forma diversa con que exponerlos me veía y deseaba, prensaba la cabeza y me mordía los dedos de rabia.
Hay sacrificios de jóvenes hermosas a los diéses invisibles del cielo, lo mismo que los hubo en Grecia, donde eran tantos a veces los sacrificios que no fue necesario hacer altar para la nueva ceremonia, porque el montón de cenizas de la última quema era tan alto que podían tender allí a las víctimas los sacrificadores; hubo sacrificios de hombres, como el del hebreo Abraham, que ató sobre los leños a Isaac su hijo, para matarlo con sus mismas manos, porque creyó oír voces del cielo que le mandaban clavar el cuchillo al hijo, cosa de tener satisfecho con esta sangre a su Dios; hubo sacrificios en masa, como los había en la Plaza Mayor, delante de los obispos y del rey, cuando la Inquisición de España quemaba a los hombres vivos, con mucho lujo de leña y de procesión, y veían la quema las señoras madrileñas desde los balcones.
Papá dice que con el tiempo todo se consigue, y que él acabará con esos santos que parecen hechos para asustar chiquillos. Ya tú sabes lo que son los indios. Y todos quieren mucho a su cura. Una vez dijeron allá que se iba; que le mandaban a otro curato, y todo el pueblo, todito, se juntó en la plaza, para pedirle que no los dejara.
Comprendiose que se referían a la reina, hacia quien tendía sus manos escuálidas, entre amenazadoras y suplicantes... ¡Lo mandaban las augustas reliquias del Escorial, para que exorcizara a la princesa que antes fuera hereje!
Ahora se explicaba la repugnancia que había sentido al ponerse en contacto con aquel don Benito tan obsequioso y atento... ¡Y estos sentimientos eran irresistibles! Se los imponían otros que eran más fuertes que él. Los muertos le mandaban, y debía obedecer.
Sus rosadas desnudeces y atrevidos gestos contrastaban con la faz dolorosa de un gran Cristo que parecía presidir el salón, ocupando la mayor parte del muro sobre el estrado, entre dos puertas. «La Papisa» reconocía lo pecaminoso de estos adornos mitológicos; pero eran recuerdos de la buena época, de cuando mandaban los caballeros, y los respetaba, procurando no verlos.
En el mismo lugar se presentò uno de los que mandaban la artilleria, y dijo no haber provision de pólvora mas que para cuatro tiros de artilleria: y este aviso causó no poco cuidado, porque pedir ahora la pòlvora á los pueblos, parecia imposible, estando distantes 100 leguas; y era verguenza, estándose ya cerca del enemigo, faltar el alma de los cañones, y mostrar las piezas mudas que no tronarian mas que una vez.
Los contrarios, gente enemiga de la burguesía, gente grosera y sin delicadeza, mandaban, en cambio, a los tres miembros de la familia, terribles anónimos difamatorios contra el supuesto novio... Y los anónimos eran más copiosos y categóricos que las felicitaciones... El cartero dejaba en la casa de Itualde, por término medio, desde hacía dos semanas, una felicitación diaria y tres anónimos.
Tal vez sí, porque todo ese secreto de que rodeaba su domicilio, podía atribuirse al hecho de que a un capuchino no le es permitido poseer casa alguna fuera de su convento. Esas visitas a Florencia, de tarde en tarde, era probable que las hiciera cuando lo mandaban a recorrer la campiña para recoger las donaciones y limosnas de los contadini, que se destinan para los pobres de la ciudad.
La primera división la mandaba Reding; la segunda, Coupigny, y la tercera, Jones; la reserva estaba a las órdenes de D. Juan de la Peña, y mandaban destacamentos sueltos, de mil hombres poco más o menos, en calidad de tropas volantes para mortificar al enemigo, D. Juan de la Cruz, el marqués de Valdecañas y D. Pedro Echevarri, que después fué uno de los más famosos polizontes de la reacción.
Palabra del Dia
Otros Mirando