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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Ay madre! haveisme dexado? Ay cielo, quan cruel eres! Anda, rapaz, ven conmigo. Vamonos juntos, hermano? No puedo, ni está en mi mano, El cielo vaya contigo. O mi bien, y mi alegria, No se olvide de ti Dios! Dónde me llevan sin vos, Padre mio, y madre mia? Quieres que hable, señor, A mi hijo un momento? Dame ese breve contento, Pues será eterno el dolor.
Entrando por la puerta de la Saleta ábrense a la derecha dos balcones que dan a la plaza de la Armería, a la izquierda dos puertas que llevan a los aposentos interiores, y al frente una mampara que comunica con la cámara.
Los amores son la esencia de mi vida y los guardo en mi corazón como si fuesen una perla del Oriente. Estoy abrumado, estoy tan pronto rabioso como desmadejado, estoy que me llevan los demonios, porque, ante todo y sobre todo, soy un artista, y aquí, en esta ciudad, no se me comprende ni hace justicia. Por lo pronto, soy un maestro artista en zapatería.
Pues si fuera yo á decir todo lo que sé.... ¡Cuántos vestidos de moaré se pasean por esas calles que no se han pagado, y cuántos se han pagado sin el dinero del marido de las que los llevan!... Pero esas son señoras y tienen bula para todo.... Lo mismo que lo demás.... ¡Cuántos cuerpecitos que á ustedes les marean están hechos por estas manos!... Pero más vale callar.
Pero es muy breve el tiempo que permanece mirándolo, porque de pronto suenan en la calle unos cantos terribles. ¿Qué son estos cantos? Son sencillamente los responsos que van echándole a un muerto que llevan a enterrar. Al oírlos, la vieja siente que un gran terror se apodera de todo su cuerpo. No, no; esos cantos no son para el muerto que pasan por la calle, sino para ella.
Al mismo tiempo alaba sumamente para esto á Vosio, Burnet, y otros tales, sin ponerles nota ninguna; y quisiera yo que esto se hubiera hecho al rebes, porque quien haya leido á Clemente Alexandrino, á Lactancio, y á San Agustin sobre la Teología de los Gentiles, conocerá que son originales de estos modernos, y que es muy grande la ventaja que les llevan en estos asuntos.
Así caen destrozados entre la indiferencia los bravos paladines de la bohemia. Su fiera independencia espiritual, su altivo individualismo es la causa del doliente remate de esas vidas. Carecen de habilidad, de condiciones de mercader para administrar su talento. Producen bien o mal, por el gusto de hacer algo bello, por el anhelo de su alma de derramar lo que llevan dentro.
Casi todas las sueltas, especialmente, llevan en sí trazas indudables de la falta de conciencia y de la precipitación con que se imprimían, aunque, por otra parte, incurriríamos acaso en error, suponiendo que, para todas, ó á lo menos para la mayoría de ellas, sólo han servido textos defectuosos, como indicamos antes, puesto que, por el contrario, se desprende de su cotejo con las ediciones auténticas, que están calcadas en los manuscritos más autorizados, distinguiéndose sólo por sus yerros innumerables de imprenta, y excepcionalmente por la corrupción del texto original, si bien basta esto último para prevenirnos contra la lectura de estas impresiones sueltas, y contra las compilaciones de otras, hechas por los libreros para obtener grandes ganancias.
Y lo peor de todo es que, imitando la crueldad de los soldados de Alarico y Atila, nos han llevado y nos llevan atados a su carro. He conocido a un joven que luchó valerosamente contra la invasión desde las columnas de La Correspondencia.
Le parecía que ya habían hablado bastante. Pero ellos no oyeron la señal de la torre que vigilaba. Petra fue la que dijo, para sí, desde la sombra del patio: ¡Las ocho menos cuarto! Y no llevan traza de callarse....
Palabra del Dia
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