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Actualizado: 9 de julio de 2025


Y ellos, aprovechando, como expertos y hábiles pastores, el carácter y condición de cada oveja, solían estimularlas por medio de acertados manejos, ora halagando su amor propio, ora mortificándolo unas veces con celos, otras con saludable frialdad, otras con alguna lisonja adecuada. Ni faltaban tampoco en aquella exquisita sociedad algunos honestos recreos.

Sin embargo, tanta era la lisonja que había escuchado en poco tiempo, tan refulgente el brillo que esparcía sobre su vida el dinero del papá, que bien podía aspirar a hacerle su marido. Si no lo pensaba así, al menos figuraba pensarlo hablando del conde, por detrás, con cierta displicencia y con afectada familiaridad por delante.

Me parece que esta opinion es una lisonja con que se adula el espíritu nacional. Al comparar estas dos grandes páginas de la historia del arte, no debemos remontarnos á la poesía de los templos, porque el Panteon no lo es. Hablarémos de los edificios; es decir, de la piedra. Santa Genoveva, obra de un solo hombre, realizacion de un solo pensamiento, tiene más unidad, más simetría, más órden.

Sirva este rasgo de sus obras de venerable lisonja á sus respetadas cenizas, y viva eterno en la mente de los estudiosos para viva idea de los aciertos

Acometerele con algunos assomos de lisonja, que hasta con semejantes será importante medio para negociar bien. Alabarele su compañia. Direle quan bien recebida se halla; y por este y otros caminos ire disponiendo su voluntad.

Tenía el don de entretenerlas sin apelar al lugar común de la lisonja ni al formulario oficial del «joven travieso, distinguido y elegante». Calificábanle por ello de indomesticable y de frío muchas damas; pero es lo cierto que hasta las más remilgadas se pagaban mucho de sus atenciones... Y no sigo con la lista de sus prendas de carácter, porque, a pesar de tomarlas una a una de los Apuntes que tengo a la vista, va a resultarme un mozo cortado por el sobado patrón del mata-corazones de comedia; y esto que aquí se narra podrá ser malo, pero es la pura verdad.

El amante de María la comedianta y Margarita la monja, sin ser hombre de mala índole, fue detestable rey: nacido acaso para que en él se mostrase de qué modo ciertas instituciones tuercen y bastardean la condición humana; porque así como las alturas de la Naturaleza causan el vértigo, en las cumbres sociales la tentación triunfa de la voluntad y la lisonja sofoca la virtud.

Desgraciado el que desde sus primeros años no se acostumbra á rechazar la lisonja, á dar á los elogios que se le tributan el debido valor; que no se concentra repetidas veces, para preguntarse si el orgullo le ciega, si la vanidad le hace ridículo, si la excesiva confianza en su propio dictámen le extravía y le pierde.

Don Cleofás dijo que se llamaba el Engañado, y el Cojuelo, el Engañador, sin entenderse el fundamento que tenían los dos nombres; y repartiendo los asuntos para la academia venidera, nombraron por presidente della al Engañado y por fiscal al Engañador, porque el oficio de secretario no se mudaba, haciéndoles esta lisonja por forasteros, y porque les pareció a todos que eran ingenios singulares.

Es más alto de lo que yo creía comentó un tercero. Sus retratos no le hacen mucho favor dijo una bonita muchacha, cuidando de que yo la oyese. Pura lisonja, sin duda.

Palabra del Dia

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