Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de junio de 2025
Ya ha logrado su objeto; ya se ha hecho dueña del trabajo ajeno. Lo malo es que el pozo se agota en su poder. Como carece de la bomba que atrae á la dulce savia, sólo puede aprovechar el líquido que existía en el fondo en el momento de la conquista.
Unos han dicho que el entendimiento del hombre era como una tabla rasa en que nada hay escrito; otros que era un libro que bastaba abrir para leer; yo creo que se podria comparar á uno de esos papeles escritos con tinta incolorada, que parecen blancos hasta que una friccion de un líquido misterioso hace salir los caractéres negros. El líquido mágico es la instruccion y la educacion.
Alguien que iba al frente designaba los edificios, y al penetrar por sus rotas ventanas pastillas y chorros de líquido, se producía la catástrofe de un modo fulminante. Vió surgir de un edificio en llamas dos hombres que parecían dos montones de harapos, llevados á rastras por varios alemanes.
El agua, protegida contra la evaporación por las paredes de piedra ó de metal, llena á su entrada en la ciudad un vasto depósito de mampostería, especie de lago artificial donde el líquido se detiene y purifica.
Tienen opio; son muy agradables. Y encendió uno, siguiendo las espirales de humo con sus ojos verdosos, que adquirían al transparentar la luz un temblor de oro líquido. El torero, habituado al bravo tabaco de la Habana, chupaba con curiosidad este cigarrillo. Pura paja; un placer de señoras. Pero el extraño perfume esparcido por el humo pareció desvanecer lentamente su timidez.
PERDICES A LA AMERICANA. Preparadas las perdices se rellenan con manteca de vaca, un poco de sal molida y tres o cuatro granos enteros de pimienta. Después de bien fritas en aceite, se adiciona agua con sal, hasta que el líquido cubra las perdices, y se dejan éstas cociendo hasta que se consuma el agua.
¡Ah! señor Macey, vos y yo somos dos dijo Ben, ligeramente indignado por aquella crítica meticulosa . Cuando tengo delante de mí un jarro de cerveza, me gusta beberlo y hacerle bien a mi estómago, en lugar de oler el líquido y de mirarlo con los ojos muy abiertos para ver si no tengo algo que observarle a su fabricación.
El último gigante que llegó lo vi cuando estaba todavía en mi infancia; el único que hemos conocido después del triunfo de la Verdadera Revolución. Era un hombre de manos callosas y piel con escamas de suciedad. Babia un líquido blanco y de hedor insufrible, guardado en una gran botella forrada de juncos. Este líquido ardiente parecía volverle loco.
Estos callejones oliendo a polvo y a miseria secular, con su pavimento de islas de pedruscos y mares tortuosos de fango líquido, daban al Rastro gran semejanza con las avenidas angostas y sombrías de un zoco moruno. En la plaza vieron a los vendedores más míseros, con sus puestos de objetos rotos, de una utilidad desconocida.
Y privándose de una parte de su alimento, pasaba a casa del zapatero la leche que subían para él. Pero el estómago del pequeño no podía sufrir el líquido, demasiado substancioso para su debilidad, y lo arrojaba apenas ingerido. Tía Tomasa, la jardinera, con su carácter enérgico y emprendedor, trajo una mujer de fuera de la catedral para que diese su pecho al enfermo.
Palabra del Dia
Otros Mirando