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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Mientras éste, después de haber roto el sobre, se acercaba a la puerta para leer mejor el telegrama, el Príncipe, guiñando sus ojuelos llenos de malicia, observaba disimuladamente el rostro del lector y trataba de descubrir en él si la noticia que el papel contenía iba a ejercer una buena o mala influencia sobre el importante asunto que tanto interesaba al pueblo.
Despues volverémos á la historia y á la piedra, alternando con cuadros de costumbres, de carácter, de raza, por decirlo así, hasta que logremos formar una idea provechosa de este fabuloso conjunto. Si no hallo el camino de agradar al lector, acháquelo á falta de talento y de habilidad, no á falta de intencion, de deseo y hasta de cariño. =Dia sétimo=. Vistas de Paris.
En suma: yo creo que, después de leída la novela, el lector no puede menos de reconocer que el Sr.
Si el lector este lector de quien hablamos tanto los escritores fuese una realidad concreta y tangible, entonces yo me dirigiría a él y le diría: ¿Qué artículo de San Sebastián quiere usted que yo le haga? ¿El de la lluvia? ¿El del jugador? ¿El de las pulgas? ¿El de la Concha? ¿El del objeto perdido? ¿El de la misteriosa extranjera...?
Tratándose, pues, de su adelantamiento, no vacilo en sacrificar mi humilde persona, y espero que el lector, si no es uno de esos Catones atrabiliarios que no conocen más que la línea recta, aunque me censure, como es justo, no se ensañará conmigo.
Un poco de paciencia, buen lector: luego terminaremos el cuadro de los furores de los Amires, y de las justas venganzas del cielo.
Escribo sin buscar otra ventura, sin anhelar más precio á mis canciones que desahogar un poco mi amargura. No busques pues, lector, en mí al poeta ni al hablista galano, ni al pensador severo: Dios me negó favor tan soberano y yo que fiel su voluntad venero, á mi modesta inspiracion me allano. Dotes tan altas, ni fingirlas puede el mortal á quien
Chalonette, pagó con la cesantía su descomedida afición á la farándula, y ya convencido de que nunca será autor, trabaja en una copistería y gana tres francos. Lector, quiero darte un consejo, y es éste: en tus combates por la vida, no temas nunca al hombre de quien sepas que tiene una comedia escrita.
Abriola, y lo era en efecto. La firmaba don Claudio Fuertes y León, y decía lo que podrá ver el lector, si es curioso, en el siguiente capítulo. De lo que escribió desde Villavieja Don Claudio Fuertes y León, a Don Alejandro Bermúdez Peleches
Si el lector no se ha olvidado del baqueano y de las cualidades generales que constituyen el candidato para la comandancia de campaña, comprenderá fácilmente el carácter e instintos de Artigas. Un día Artigas, con sus gauchos, se separó del general Rondeau y empezó a hacerle la guerra.
Palabra del Dia
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