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Actualizado: 16 de junio de 2025
13 Y el mar dio los muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno dieron los muertos que estaban en ellos; y fue hecho juicio de cada uno según sus obras. 14 Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15 Y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el lago de fuego.
Al principio la población humana había estado representada por las bandas de indios que vivaqueaban en las orillas de los ríos y por fugitivos de Chile ó la Argentina, lanzados á través de las tierras salvajes para huir de los delitos que dejaban á sus espaldas.
Perdonadme, señora, dijo el familiar, que yo creo que los duendes de esta casa maldita se han metido en mí, y me han obligado a hacer y decir contra mi voluntad lo que he hecho y dicho; pero ya veis que a la razón vuelvo, que respetuoso os hablo, que humillado perdón os pido; y el que esta influencia infernal que me ha dominado no haya persistido, consiste en que yo llevo conmigo un preservativo contra toda hechicería y maleficio, y esos demonios familiares, que se llaman vulgarmente duendes, han huido lanzados por la virtud de ese bendito preservativo.
En una entrevista con Annie Kahn, periodista del diario francés Le Monde, Roberto Vergara explica en diciembre de 1997: "Queríamos que todos nuestros traductores tuvieran acceso a las mismas herramientas de traducción. Entonces las hemos puesto a su disposición en el internet, y ya que estábamos lanzados, hemos abierto el sitio web al público.
Los señores de la comisión escolar, sentados, tranquilos y solemnes, detrás de una ancha mesa cubierta con tapiz verde, se le figuran jueces, tan terribles, que trata de no ser visto; se esconde en un ángulo de la vasta sala. Suenan nombres lanzados por los ujieres; algunas personas se levantan, hablan, salen. Juan mira casi inconsciente; de pronto ve adelantarse a una mujer hacia la mesa.
Parecióle entonces al estudiante que la casa iba á estallar de un momento á otro y que paredes, lámparas, convidados, tejado, ventanas, orquesta, volaban lanzados por los aires como un puñado de brasas en medio de una detonacion infernal; miró en torno suyo y creyó ver cadáveres en lugar de curiosos; los veía mutilados, le pareció que el aire se llenaba de llamas, pero la serenidad de su juicio triunfó de aquella alucinacion pasagera que el hambre favorecía y se dijo: Mientras no baje, no hay peligro. ¡Aun no ha llegado el Capitan General!
Ayer no más lo hemos visto; 30.000, 40.000 almas, cuarenta mil seres racionales, ocupando diez cuadras de la calle Florida, aplaudiendo a una voz, vivando un nombre, obedeciendo una orden; padres, madres, hijos e hijas, jóvenes y viejos, lanzados al mar de las pasiones electorales por una sola voz, riendo a una seña, llorando a otra de entusiasmo, marchando en procesión y vivando simultáneamente el adorable nombre de su divino jefe. ¡Eso es partido!
Palabra del Dia
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