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Actualizado: 27 de octubre de 2025
Y juzgando que las palabras no bastaban para demostrar su cólera, me dio una bofetada, me pegó con fuerza, y me echó como a un perrillo. Corrí a mi cuarto y me atrincheré sólidamente. Lo primero que hice fue quitarme la bata y comprobar por medio del espejo que los dedos secos y flacos de mi tía habían dejado marcas azules en mis hombros.
Siguió adelante, y en el principal dió con una inquilina muy mal pagadora, pero de muchísimo corazón para afrontar á la fiera, y así que le vió llegar, juzgando por el cáriz que venía más enfurruñado que nunca, salió al encuentro de su aspereza con estas arrogantes expresiones: «Oiga usté, á mi no me venga con apreturas. Ya sabe que no lo hay.
Mi cabeza me producía una sensación extraña, como si no fuese exactamente la mía, sino, más bien, una cabeza parecida, que alguien me hubiese dado el encargo molesto de transportar hasta España. Juzgando con esta cabeza, tomé por una gran actriz a una señora que hablaba siempre de un modo muy enfático; pero ella me sacó pronto de mi error.
Muy pronto tranquilizada por la reserva llena de dignidad de la empleada de Correos, había prescindido de todo temor quimérico, juzgando que las menores intentonas galantes serían rechazadas con pérdidas. Por lo demás, Neris no manifestaba a la joven más que un interés paternal, justificado por el recuerdo de sus relaciones con el comandante.
Así comencé a dejarme ver bajo muchos aspectos que ella habría podido sospechar sin comprenderlos. Juzgando sobre poco más o menos los hábitos normales de mi existencia iba conociendo con bastante exactitud cuál era el fondo oculto de mi natural.
Y el siervo, juzgando tal vez por el tono decisivo con que pronunció estas palabras, y el brillante símbolo que llevaba en el pecho, que era una gran señora del país, no opuso resistencia alguna. Madre é hija fueron, pues, admitidas en el vestíbulo.
Parecióle al Emperador Andronico que convenia á su seguridad y crédito, dar á entender que los ofrecimientos hechos á los nuestros se habian de cumplir con mucha puntualidad, y para que esto se mostrase luego con las obras, dió principio por lo que parecia mas difícil, que fué el casamiento de Roger con su sobrina María, con que todos quedaron satisfechos, juzgando por ciertas las demás mercedes como inferiores y más fáciles de cumplir.
Alborotóse el tío Frasquito, juzgando que le salían los tres sellos harto caros, y vencido al fin por las razones, vaticinios y amenazas de Jacobo, aprontó el dinero que le estafaban y despidió al compadre haciendo pucheros. Acrecentáronse sus temores al verse solo, sintióse malo y se metió en la cama, dando orden rigurosa de no recibir a nadie.
Se había olvidado de que la hija de Pep era una mujer. ¿Pero realmente aquella niña, aquella muñeca blanca e ingenua, podía gustar a los hombres?... Sentía la extrañeza del padre que ha enamorado en otro tiempo a muchas mujeres, y juzgando luego por su propia sensibilidad, no puede comprender que su hija inspire pasiones. Pasados algunos instantes ya no la vio así.
Para terminar, bajando de las elevaciones metafísicas, viniendo á lo llano y á lo pedestre y juzgando el asunto con el mero sentido común, yo me inclino á creer que es pedantería inocente la afirmación de que el teatro sea escuela de costumbres ó de que se enseñe moral en novelas, comedias, sainetes y otras obras de mero pasatiempo. Sin duda que estas obras deben ser morales.
Palabra del Dia
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