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PICHONES EN SALSA. Después de preparados los pichones, se dividen por la mitad, dorándolos en manteca de vaca caliente, friendo luego en la misma manteca, cebolla, rehogando un poquito de harina; júntese todo con los pichones, agregándoles una jícara de caldo y otra de vino blanco; se les deja cocer suavemente hasta que estén en su punto.

Al estudiar tambien la actitud de la jóven que está de pié á su lado; al estudiar aquel aire confuso y vacilante, como si se hallase cercada por la mirada ávida del viejo, semejante á la cierva que oye gritos por todas partes y no sabe de qué modo huir, ni á qué punto correr: al estudiar el efecto admirable con que inclina la mano derecha que tiene la taza, mientras que la taza se ladea y va á verterse el chocolate; al comprender aquel doble efecto de la mano, doble digo, porque su inclinacion procede tanto del peso natural del plato y de la jícara, como de aquella especie de aturdimiento que la atribulaba: al contemplar estas figuras un hombre dotado de la emocion del arte, no puede menos de llegar á la evidencia perfectísima de que ni la escultura ni la pintura harian más.

PASTEL MOKA. A doscientos gramos de mantequilla deshecha, pero fría, se echan tres cucharadas de azúcar y se trabaja mucho la pasta con una cuchara de madera; se mezclan tres yemas y se vuelve a trabajar mucho, mezclando luego media jícara de café moka muy espeso; una vez bien trabajado todo, se coloca media libra de bizcochos, en la siguiente forma: una capa de bizcocho, otra de pasta, otra de bizcochos, etc., hasta llenar el molde; con la pasta que queda se reboza bien, poniendo encima cuatro torres, o como se quiera adornar, y después se salpica todo él con almendra tostada que se tendrá antes partida menudita; para esta cantidad bastan veinticinco gramos.

Se pone un trozo de cebolla, tres granos de ajo, media jícara de vino jerez, otra media de vinagre y una de aceite; todo en crudo, juntamente con la becada. Cuando está cocida se saca a una cacerola y se pone la salsa pasada.

Después del entierro, y pasados los nueve días de duelo, la señora Rosa dijo un día a don Modesto: Don Modesto, siento mucho tener que decir a usted que es preciso separarnos. ¡Separarnos! exclamó el buen hombre abriendo tantos ojos y poniendo la jícara de chocolate sobre el mantel, en lugar de ponerla en el plato . ¿Y por qué, Rosita?

Se pone en una cacerola, mitad manteca y mitad aceite, hasta cubrir el fondo de la misma; cuando está caliente se coloca una jícara boca abajo y la pasta va echándose alrededor de la jícara, y se tiene con fuego lento arriba y abajo una media hora, hasta que está rojo.

CRIADILLAS GUISADAS. Después de bien mondadas y cortadas en lonjas, se ponen las criadillas en una cazuela con manteca, cebolla, perejil, clavo de especia y una cucharada de harina, agregando una jícara de vino blanco; después de estar una media hora cociendo se agrega otra jícara de caldo, se les da unas vueltas, y se sirven.

Mientras se raía con la navaja de barba los contados pelos rubios que brotaban en sus carrillos, Julián maduraba un proyecto: afeitado y limpio que fuese, emprendería el camino de Cebre un pie tras otro, en el caballo de San Francisco; allí le pediría al cura una jícara de chocolate, y esperaría en la rectoral hasta las doce, hora en que pasa la diligencia de Orense a Santiago; malo sería que en interior o cupé no hubiese un asiento vacante.

TERNERA CON ZANAHORIAS. Se coloca en una cazuela un trozo de ternera buena, una cebolla cortada a ruedas, una cabeza de ajos, perejil, una jícara de aceite, otra de caldo, un poco de manteca, media jícara de vinagre y zanahorias bastantes. A fuego muy lento se hace hervir unas dos horas y media, y después se aplasta bien la cebolla con una cuchara de madera, para que espese la salsa.

¡Per Baco! ¡Per Baco! gritaba el alférez, punteando el compás con las palmas. Beatriz postrose por fin como extenuada sobre el almohadón de terciopelo, junto a Ramiro. El perfume de sus ropas parecía más intenso. Leocadia se le acercó de rodillas, ofreciéndola el chocolate en una jícara de oro. No, tráeme un barro la dijo Beatriz.