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Actualizado: 13 de octubre de 2025
BOLOS DE PATATA. Cocidas con agua y sal medio kilo de patatas, se pelan y pasan por el prensa-puré; se baten dos yemas de huevo y una clara; se ponen cuarenta gramos de mantequilla y se trabaja mucho todo junto y cuando se forme una pasta espesa se pone en una jícara un poco de harina y se hacen unos bolitos como albóndigas; se fríen en manteca bien caliente, y se sirven.
Oyose una risa tenue como un céfiro. Fue a caminar en opuesto sentido, y una jícara que había rodado sobre el tapiz crujió bajo su pie como una nuez aplastada. Alguien hizo sonar por mofa la cuerda de un rabel. La risa aumentó.
TORTILLA DE LECHE. Bátanse unos huevos, póngase un poco de harina por cada uno y media jícara de leche; mézclese bien y hágase la tortilla. TORTILLA CON BACALAO. Bien deshecho y desalado el bacalao, se mezcla con los huevos batidos y se hace la tortilla. TORTILLA CON PICADILLO. Se fríe picadillo de ternera y jamón; se mezcla con huevos batidos y se hace la tortilla.
EN SU TINTA. Se les quita la cabeza y la bolsita que contiene la tinta, metiéndola en una jícara, aprovechando las barbas, antenas y películas para picarlas; se les quita la espina larga y se cortan en pedazos, friéndolos, así como el picado, y colocando todo en una cacerola; en el mismo aceite se fríe una cebolla picada, se tuesta harina, se deshace con caldo y se echa a los calamares, se deshace la tinta con un poquito de caldo, y se vierte sobre los calamares.
POLLO A LA CATALANA. Preparado y sazonado de sal, se pone con ajo, perejil, cebolla, pimientos y tomates; se añade una jícara de aceite, otra de vino blanco, especias, nuez moscada y mantequilla; se pone un papel de estraza debajo de la tapadera y se le hace hervir hasta que esté a punto.
En seguida subió al púlpito, que era como una jícara grande pegada a la pared, y después de arrodillarse nuevamente y pedir otra vez al Altísimo gracia y santidad de inspiración, empezó persignándose y recitando un Ave María.
En la mano derecha lleva también un saco y en la izquierda una cesta que tiene en vez de asa un trozo de soga retorcida: allí trae una jícara sin asa, un borlón de darse polvos de arroz, un ojo de vidrio caído de un animalucho disecado, una rueda de butaca y la tapa de una caja de dulces adornada con un ramito de azahar artificial. Aquella mujer es la Mona.
Cierto día, don Alonso Blázquez Serrano congregó en casa de don Íñigo a algunas personas principales para tratar del asunto de los conversos. La reunión se repitió. El número de los invitados se fue acrecentando. A la simple jícara se agregaron los bódigos y los hojaldres. Tal fue el origen del aristocrático mentidero del señor de la Hoz.
Verdad es que Dios iba siempre en ayuda de Thiers, porque doña Tula, que en verano adoptaba el mismo sistema de comidas, hacía todas las tardes un chocolate riquísimo y casi siempre mandaba al enfermo una jícara, bien custodiada de mojicón y bizcochos. «Esta doña Tula decía Bringas cuando sentía entrar a la criada de su vecina , es una persona muy atenta...».
ARROZ CON JAMÓN. Se pone en una cacerola, por partes iguales, manteca y aceite, perejil, ajo, tomate y cebollas; se fríe un poco, y se agregan trocitos de jamón y después el arroz; se sazona de sal y se pone el caldo necesario. La medida para el arroz es generalmente una jícara por cada comensal y dos o tres de agua, según se desee, seco o caldoso.
Palabra del Dia
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