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En Filipinas, nido de frailes, de procesiones y de jesuítas ¡cosa rara! puede decirse hay libertad de cultos. ¿Se creerá esto de aquellas comarcas simbolizadas por el que no las conoce bajo la intransigencia del exorcismo, de la intolerancia y de la presión del púlpito y del confesonario?

Un hombre delgado reemplaza al fanático y lo sucede con la misma intemperancia, intransigencia, procacidad vulgar: es el obispo de Angers. Las izquierdas ríen a carcajadas, el centro sonríe, la derecha protesta, aplaude con frenesí.

Preciso es declarar que el clero vetustense, aunque famoso por su intransigencia en cuestiones dogmáticas, morales y hasta disciplinarias, y si se quiere políticas, no había puesto nunca malos ojos a la proximidad del progreso urbano, y antes se felicitaba de que Vetusta se transformase de día en día, de modo que a la vuelta de veinte años no hubiera quien la conociese.

Si esta intransigencia era resultado de ideales artísticos más o menos combatidos o mera consecuencia de su carácter, nadie puede saberlo: lo cierto es que los discípulos le sufrían de mala gana y paraban poco a su lado. El hombre debía de hacer intolerable al maestro.

Aquella masa de granito se llama el Pico de los amantes. En la meseta que forma la superficie de aquella roca está escrita la intransigencia, principal atributo del feudalismo. De aquella meseta, se cuenta una tradición semejante en su origen á la que guarda bajo el hermoso cielo de Andalucía, no lejos de Archidona, la llamada Peña de los enamorados.

La conversación quedó limitada al duque y Félix Aldea: el primero, apurando cuantos lugares comunes y frases hechas acoge la intransigencia disfrazada de moralidad, repetía los argumentos ideados por todos los que, afectando desconocer el origen de muchas faltas, son exigentes para que se les tenga por justos.

De su madre no se olvidó ninguno. A servirla y cuidarla asistían con cariñosa frecuencia, pero nunca iban a verla al mismo tiempo, porque los años, aferrándoles a sus ideas habían exacerbado su doble intransigencia. De hallarse juntos, Marcelo habría tachado de abominables e impíos los trabajos de la ciencia moderna, y Luciano hubiera escarnecido todo respeto a lo sobrenatural y dogmático.

Pero Lázaro era de esos seres extraordinarios en quienes es virtud la intransigencia, porque, firmes en la moral de su derecho y lógicos consigo mismos, someten la voluntad a la razón, prefiriendo antes la propia estima que la hipócrita y baja transacción con el error ajeno. Cerró la noche lluviosa y triste.

Con su intransigencia provocaba la revolución de la Reforma en los países del Norte; y arrojado de ellos, venía aquí a renovar en tierra nueva su incultura y su fanatismo. El terreno estaba bien preparado. Al morir las ciudades libres, aquellos municipios que eran republicanos, murió el pueblo.

Su intransigencia con arraigados abusos le concitó poderosísimos enemigos, que gastaron su influjo todo y no economizaron expediente para desquiciar al virrey en el ánimo del soberano.