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Actualizado: 24 de mayo de 2025
Los coros de ambos sexos, particularmente, estaban rematados; cada cual por su lado. En vano la intendenta ponía mala cara a las señoritas que la secundaban y les dirigía de vez en cuando alguna pulla amarga: en vano el tío Manolo, con más paciencia y amabilidad, hacía repetir infinitas veces los pasajes difíciles. Cuando la tertulia pareció mostrar interés fue al hablarse de los trajes.
Llegó por fin el cumpleaños de Anita; así llamaban los amigos a la intendenta apesar de hallarse ya cerca de los cuarenta y no poder revolverse de gorda. Desde las primeras horas de la mañana tío Manolo anduvo tan diligente y afanoso, que no pudo el sobrino echarle la vista encima hasta que vino a decirle que a las siete volvería por él.
Pues, hijo mío le interrumpió la señora , hace un rato que he tenido en casa al ladrón. Con los informes de la intendenta procedióse en el acto a buscar al maestro Lucas; pero ya éste había abandonado la población. Redobláronse los esfuerzos y salieron inmediatamente algunos indios en todas direcciones en busca del criminal, logrando aprehenderlo a tres leguas de distancia.
Si inquieto y preocupado andaba el tío Manolo, no lo estaba menos la intendenta; a más del temor natural de que se desluciesen por culpa de los otros sus reconocidas y acatadas facultades de cantante, el negocio de las invitaciones le daba mucha guerra; para no agraviar a ninguna se habían convidado más personas de las que cabían en el salón; cuando empezó a llegar la gente hubo algunos disgustos; varias señoras se vieron obligadas a quedarse de pie por falta de asiento y algunas se marcharon muy desabridas antes de comenzar la fiesta. ¡Buenos irían poniendo a los Trujillo!
La intendenta no estaba lejos de sospechar que también él andaba metido en alguna de aquellas intrigas amorosas que se urdían descaradamente en su salón. Se hicieron en éste algunas reformas necesarias para el caso, esto es, se construyó en uno de los extremos un bonito escenario. El tío Manolo, a quien se le alcanzaba también algo de pintura, bosquejó dos decoraciones bastante regulares.
Los ensayos hacía ya mas de tres meses que habían comenzado; todo el invierno había estado el tío Manolo preguntando a la intendenta: «¿Son tue cifre? A me risponde,» y contestándole aquélla con voz temblona «Siii.» Apesar de eso no salía bien; y era porque las partes secundarias no lo tomaban con la misma afición y calor que las primeras.
Los tertulios disfrutaron del buen humor de la intendenta aquella noche; en vez de dormitar tristemente en la butaca o de describir con voz apagada los fenómenos nerviosos del día, se mostró en extremo locuaz y divertida; hablose de los teatros, de política, de las aventuras galantes de la corte, se rió, se dijeron chistes más o menos ingeniosos por todos.
Palabra del Dia
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