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Actualizado: 1 de junio de 2025
A las veces le respondía yo valientemente con una semimentira, que nunca alcanzaba a engañarla, pero que despertaba en su ánimo curiosidades e inquietudes de otro género. Se apoyaba en mi brazo y caminábamos bajo los árboles, callando a intervalos o hablando con la aparente calma de dos amigos que se han encontrado por casualidad.
Doña Elena era argentina... Pero á pesar del silencio de las doncellas, don Marcelo temía alguna denuncia del patriotismo exaltado, que se dedicaba con incansable fervor á la caza de espías, y que la hermana de su mujer se viese confinada en un campo de concentración como sospechosa de tratos con el enemigo. La señora von Hartrott correspondía mal á estas inquietudes.
Las noticias de las atrocidades cometidas en Bélgica con las mujeres le merecían igual fe que los avances del enemigo anunciados por Elena. «La niña, Marcelo... ¡la niña!» Y el caso era que la niña, objeto de tales inquietudes, reía con la insolencia de su juventud vigorosa, al escuchar á la madre: «Que vengan esos sinvergüenzas.
La señorita Margarita, que poco á poco había perdido toda apariencia de buen humor, dejó aún de responder á las conjeturas más ó menos verosímiles con que trataba de engañar sus inquietudes.
María Teresa quedó desagradablemente sorprendida de la manera como hablaba su novio, de la ligereza con que acogía sus inquietudes, y respondió: ¿Acaso se sabe el nombre de una enfermedad que comienza? Casi todas principian con los mismos síntomas. El médico mismo, no puede decir nada. Espere, entonces, para manifestar tales alarmas.
Por intervalos se notaban en ella síntomas de presunción, anhelos de agradar, preferencias por estas o las otras personas, algo que indicaba las inquietudes o anuncios del cambio de vida, de lo cual se alegraba Doña Paca, porque tenía sus proyectos referentes a la niña.
La impresión que recibió fue penosa: dando al olvido las inquietudes inspiradas por la conducta que Félix observaba respecto a ella, pensó en que ya no vería cerca de sí al primer hombre en quien creyó hallar algo como una promesa de felicidad.
PANTOJA. La alegría verdadera y constante, el gozo indestructible, no existen más que en el amor eterno, superior a las inquietudes y miserias humanas. Dios me hizo mujer, pues no me puso en el cielo, sino en la tierra. PANTOJA. Ángeles hay también en el mundo; ángeles son los que en medio de los desórdenes de la materia saben vivir la vida del espíritu. PANTOJA. Lo pareces siempre.
El ver, pues, cómo inconsideradamente buscan muchos estas apariencias, y van con inquietudes continuas ácia estos vanísimos atractivos de los sentidos, hace ver el poco uso que hacen los hombres de la razon, y lo poco que reflectan para distinguir lo aparente de lo verdadero.
Hice una pirueta y le dije con aire sentencioso: Tío, quien quiere el fin pone los medios. Siempre cumplí la promesa que hice al cura, y le escribía con puntualidad dos veces por semana. Esta costumbre le pareció tan dulce y halagadora, que cuando interrumpí de golpe la regularidad de nuestra correspondencia, quedó sumergido en inquietudes y tristeza.
Palabra del Dia
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