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Actualizado: 3 de junio de 2025
La señora de Villanera entró en alarma, se informó de todo y decidió que era un judío incorregible, relapso y todo lo demás por añadidura. Le preguntó si le convenía buscar una plaza en Corfú, o bien prefería regresar a Francia. El desgraciado gimió, pidió gracia y recurrió a la intervención caritativa de la buena Germana, pero la señora de Villanera se mostró inexorable.
A fe de hombre honrado respondió la aludida, lo prometo. Y la incorregible niña mimada se repantigó cómodamente en un sillón para escuchar mejor. Francisca asegura que su moral no está a gusto más que cuando su físico no sufre ninguna molestia. «Pedro Marcelier, Registrador de la Propiedad en Santa Rosa, a una persona desconocida. »Caballero o señora: »Empiezo por presentarme.
Y después de una pausa añadió: Es duro, a mi edad, romper con unas amistades de cuarenta años. Kisseler es incorregible e incomprensible, es verdad... Los demás tienen más tacto.
Para ponerme a cubierto de sus asechanzas tenía yo un defecto que equivalía, por sus efectos, a una virtud, y era el miedo a lo desconocido; y aquel incorregible terror por los ensayos me prestaba, por decir así, la perspicacia que poseen los experimentados.
Sin sospecharlo había descubierto las dos palabras más poderosas en la naturaleza, las palabras de la creacion y de la destruccion, ¡la de la vida y la de la muerte! Detúvose algunos momentos como para ver el efecto de su cuento. Despues con paso grave y mesurado, se acercó á la mesa colocando sobre ella la misteriosa caja. ¡Mister, el paño! dijo Ben Zayb incorregible. ¿Y cómo no? contestó Mr.
De todos modos, su Silvestre Paradox, aunque tan hundido en el charco impuro de la realidad y casi ahogándose en él, nos es muy simpático por su risueño estoicismo, por su desenfado y por el buen humor que nunca le abandona en medio de su inopia incorregible, cuitas y apuros. NOVELA POR JOS
Reina en tu mundo, despreciaste el mío, y cuanto te ofrecí resultó en vano. ¡Poseedora del cetro cortesano, un hogar de virtud te causa frío! Pasa, pasa, mundana incorregible, que corres ciega tras el imposible placer que anhela tu alma pecadora... Yo he de verte, más tarde, envejecida, sollozar el recuerdo de tu vida sumida en tu vejez desoladora.
Pero, desgraciadamente, los anteojos no bastaban para su seguridad, y aquella misma mañana había habido una explicación bastante viva entre la señora de Candore y su hermano a propósito de la institutriz. Te aseguro, querida Hermancia, que no he pensado nunca en hacer la corte a miss Dodson. Calla, calla, Héctor, eres incorregible. Pero... ¿Crees que estoy ciega? Te repito...
Y añadía, creyendo haber sido demasiado indulgente: «Además, esas aventuras... no deben tenerse en casa.... Pregunta a Mesía». Era su madre quien había iniciado al Marquesito en el culto que tributaba al Tenorio vetustense. La Marquesa, viendo incorregible a su hijo, tomó el partido de subir siempre al segundo piso tosiendo y hablando a gritos.
Palabra del Dia
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